Sunday, March 23, 2025

SALE EL SOL

Un rayo de sol sobre un Manzanares desbordado. 
Ya es primavera en El Corte Inglés. 
No siempre llueve a gusto de todos, pero de mí sí. La lluvia nunca me ha puesto triste. Ni siquiera de niño. Me ponía triste ir al colegio y no poder quedarme en casa con mi madre viendo a Hermida y a María Teresa Campos. Me ponía triste tener deberes. Y tampoco mucho. 
Amo la lluvia; estar en casa echándome una siesta viendo Poirot mientras fuera diluvia, con la calefacción a 23 grados, los gatos a mi lado, en el cheslón del sofá, con la manta de cuadros, sabiendo que en la despensa tengo galletas Stephen Destrée, Jumpers y Cola Cao. 
No entiendo a la gente a la que les deprime la lluvia. 
Yo creo que lo que les deprime realmente es no tener dinero. 

¿Le deprime la lluvia a Donatella
Cuando ser rubia es más que el color de tu pelo y es una forma de ver el mundo y la vida. 
¿Qué hará Donatella ahora que se jubila? Me la imagino en pijama, entre columnas de mármol, con dos chaperos, viendo Adolescencia en Netflix. 
Qué mal cuerpo y a la vez que satisfactorio ver una historia capaz de destapar el tabú de la misoginia adolescente, de la violencia heredada de padres a hijos. 
Con esos inmersivos y virtuosos planos secuencia que son como comerse un plato que ha estado horas y horas cocinándose, a fuego lento, con ingredientes minuciosamente medidos, con riesgo. 
El padre, qué increíble. Y el niño. 
Esclarecedora. 
Eso sí, los planos secuencia, ojo cuidado; cuando un recurso expresivo se convierte en la atracción principal, el arte se convierte en circo. No llega a ocurrir en Adolescencia, pero ojo. 

Por la calle veo adolescentes como los de la serie, con capuchas. Las sudaderas con capucha las relaciono con una adolescencia romántica y sediciosa, con no ser ni entendido ni valorado. Me interesa si la lleva alguien dramático e indócil. En cambio, me resulta vulgar si la llevan manaders gymbros o chicas pijas wannabes de Kardashian. 
Excepto los mascxmasc que las pueden llevar por fetichismos suyos (traumas relacionados con querer ser como el que le hacía bullying en el colegio), las fagotas estamos muy alejadas de la sudadera con capucha.  
Para nosotros es como tener un cenicero si no fumas. 

Después de mi siesta beauty sleep puse Ni Que Fuéramos y decían que se despedían en una semana, que se iban a TVE. 
Sentí cierta congoja y nostalgia temprana. 
NQF ha sido mis tardes en casa y casi todas las mañanas desayunábamos nuestro café con avena y nuestras tostadas viendo vídeos del programa de la tarde anterior. 
Ha sido un año efervescente y precioso. Inefable. 
Sin duda ha sido un formato rompedor, valiente y libre que ya ha hecho historia. 
Seguro que su andadura en TVE será memorable, pero ese pisito, esos directos grabados con iPhone y Sandra Bruman cantando La Banana en el metro de Madrid quedará siempre en mi corazón. 

Mi chico sacó una deliciosa crema de calabaza y mango y nos pusimos a ver Heart Eyes, el slasher del momento. 
Un slasher de San Valentín que además de ser satisfactoriamente gore, es una comedia romántica cargada de sarcasmo y de buen análisis sociológico. 
La película está dirigida de manera dosmilera por Josh Ruben, el director de Un hombre lobo entre nosotros, que es divertidísima, pero el punto fuerte está en el brillante guión de mi admirado Christopher Landon, director de las magníficas Zombie Camp, Feliz día de tu muerte y Freaky y que muy pronto estrena La Cita, con la estupendísima Meghann Fahy, la pija rubia de la segunda temporada de The White Lotus. 
Heart Eyes es el mejor slasher desde Sick, las muertes son fabulosas, y es el híbrido perfecto para quienes buscan terror y comedia romántica. 

Qué excitante el quinto capítulo de The White Lotus
Thriller emocional. 
Mientras en Prison Break los personajes tratan de escapar de escapar de una cárcel, en la serie del director de El año del perro les vemos tratando de escapar de la cárcel de sí mismos, lo que sabemos que es imposible, si no muy muy complicado. 
En el quinto ha habido bombas racimo como el beso incestuoso, la amiga actriz follándose al chico que le gusta a su amiga para dañarla emocionalmente y sentirse empoderada y el hombre blanco privilegiado mostrando la presión social a la que se encuentra sometido, pero sobre todo, el monólogo de Sam Rockwell acerca del deseo heterosexual de sentirse sometido. 
Impagable. 

En la cola de la caja de Alcampo veo delante de mío a una señora con un bolso de Louis Vuitton. Con un LuisVui. No llevaba el bolso por ser bonito; lo llevaba para sentirse segura. Como quién se agarra a una barandilla para no caerse, se agarraba al bolso de Louis Vuitton. 
Antes eran bolsos de señora recia y tirana. Ahora son de Georgina Rodríguez. 
Aún recuerdo cuando quisieron conectar con un público joven y oriental y sacaron los bolsos en color blanco con la iconografía en colores. 
Ultra paleto. 

Escuché la nueva versión de Esa Diva. El revamp de Esa Diva de Melody
Me encanta el concepto de revamp, como de una muerta que vuelve a la vida siendo una vampira. Mejorada. 
Es una versión disco dark pensada para las chemsex y para los guarrichills. 
Un upgrade necesario. 
Antes sonaba a la Chueca profunda de 1997 y ahora al menos suena a Chueca profunda de 2009. 
A tope. 

Fui a Subterfuge, donde había quedado con Iván y con Marina para grabar el Pijas Marrones de la semana hablando de Mazón fasificando una foto entrando en el CECOPI y arrimándose vilmente a Vox por los presupuesto generales arremetiendo contra la inmigración de Valencia dando a entender que los robos durante la Dana fueron por parte de los inmigrantes. 
Esos inmigrantes que ayudaron sacando palas de lodo. 
Hay que ser mezquino y abyecto. 
Pero también hablamos del anuncio de Calvin Klein con Bad Bunny
Una ordinariez icónica. 
Para las estrellas masculinas el anuncio de Calvin Klein en gayumbos es su portada de Interviú. 
Bad Bunny me parecía súper sexy, pero ahora, si es plenamente consciente de que está bueno, ya no me lo parece. 
Lo más sexy siempre es la inconsciencia. 

Viendo Supervivientes. El paquete de Montoya, Terelu hecha mierda, los maricones… 
Supervivientes muestra que los maricones son la evolución misma de la especie humana. 
Tanto Joshua como Pelayo lo mismo se suben a un árbol a coger un coco, ágiles y veloces, como te pescan con maña, como agitan la isla esparciendo salseo exponiendo la vileza y las estrategias de los demás, como de pronto ponen monas las cabañas con hojas de palmera de manera grácil. 
Tienen lo mejor de ser hombre, lo mejor de ser mujer y ninguno de los inconvenientes que tienen estos. 
La prueba de que Dios ahí estuvo fino. 

Todos los maricones de Hungría deberían venir corriendo a España. Y Europa debería echar a Hungría de la Unión Europa hasta que esta recule con su homofobia y vuelva a ser legal mostrar homosexualidad en público. 
País cancelado. 
Qué vengan todos los maricones de Hungría a Madrid a ver a Lindsay Lohan y a Jaime Lee Curtis en Freakier Friday y de chemsex. A aprenderse Esa Diva de Melody. El revamp, claro. 
Que vengan a crear tendencia. 

Las fagotas siempre marcamos la tendencia que tardíamente adoptan los heteros. Nos ponemos pitillo y luego ellos se lo ponen, mal, y tenemos que irnos corriendo al pantalón ancho, para que luego ellos hagan los mismo. 
Y así hasta el infinito. 
Nos dejamos barba y ellos pasan de ser metrosexuales a barbudos. Nos ponemos el flequillo hacia delante, ellos también. 
Huimos de lo que vulgarizan, en un juego del gato y el ratón. 
Ya están todos con el bigote. 
La masculinidad de cada momento siempre es una construcción gay.