Esas horas más de luz en la tarde son las horas de luz pubescentes del fulgor de la primavera dramática y emocionante de los albores. Reflejos de luz sobre el verdor grabados férreamente en nuestra memoria inconsciente.
Luigi en su celda, pensando en su posible pena de muerte, recuerda tal vez a ese niño en tardes interminables, aspirando ese aire relente que nos decía que había que apresurar los juegos.
Una confortable evocación con el filo oculto y desgarrador de la ensoñación tornada en pesadilla al despertar.
La revolución, el mártir.
Reyes vino a comer a casa con un jersey precioso de Courreges. Mi chico sacó una ensalada griega que anticipaba el verano y una tortilla de patata jugosita que era la España de los setenta.
Ambos se mostraban muy preocupados por Trump y por cómo las redes sociales manipulan a la gente. Yo no puedo evitar pensar que más manipulados estábamos aún antes de las redes sociales, cuando no podíamos responder ni crear contenido ni generar contra-discurso y únicamente nos podíamos conformar con lo que contaban los mass media.
La prensa decía que se llevaba el grunge y se llevaba el grunge, justo después del acid-house. Porque sí. Nadie lo ponía en duda. Ahora al menos en redes puedes contradecir lo establecido. Por supuesto que contradecir lo establecido también es lo establecido. Todo está dentro del mismo tablero de ajedrez. Pero ahora puedes tirar la pieza fingiendo que se te ha caído.
Las redes son algo muy nuevo. Llevan muy pocos años. Estamos aprendiendo a usarlas, a darles forma.
Surgirán redes descentralizadas, nuevos soportes, nuevas regulaciones, nuevas trampas hechas las leyes.
España con jetlag por el cambio de hora pero feliz por la luz y por poder hacer dibujitos de Ghibli con sus fotos.
Con este tipo de fenómenos de redes siempre ocurre lo mismo; Uno se hace la foto o el filtro pensando que es muy original, luego se lo hace todo el planeta Tierra, surgen los cenizos amargados diciendo que están hartos de las fotos de la gente, que no les interesa las fotos de la gente. Les interesa tan poco, claro, como al resto del mundo la opinión de estos al respecto de esto y de cualquier cosa, por supuesto. Después aparecen los pseudo-activistas indignados con que si las fotos de Ghibli gastan mucho agua con ChatGPT, con que si es vulneran los derechos de autor de Miyazaki y con que si con esto la IA analiza nuestras imágenes con fines malévolos.
Por partes: los que se quejan del agua bien que comen aguacates con las tostadas, cuyas cosechas arrampla con trillones de litros.
Los derechos de Miyazaki me traen sin cuidado. Este señor es billonario y su estilo de dibujo viene de otros dibujos en los que él se inspiró. De hecho, estoy en contra del copyright. Las ideas originales no existen y una idea no puede ser propiedad de nadie pues viene de la inspiración de trabajos previos.
Por otro lado, lejos de dañar a la obra de Miyazaki, este homenaje popular hace su obra aún más grande e icónica.
Es todo un triunfo para Ghibli.
Y por último lo del uso de nuestras imágenes con viles propósitos. Lo sabemos y lo aceptamos.
Nada es gratis a cambio de nada.
La primera vez que vi a Val Kilmer fue siendo el héroe de Willow.
Siendo un niño marica uno solo podía enamorarse de él. De su cara de bruto, de su simpatía, de su pecho al aire. Guapísimo en Top Secret, en Top Gun. Luego fue Jim Morrison.
Y fue el Batman más guapo de todos.
Después se deformó y se volvió loca.
Puro Hollywood.
Mi chico y yo llamamos al telefonillo de una amiga, que pasábamos por su casa y nos apetecía darla un beso ya que pasábamos por su zona.
Nos abrió el portal, subimos y nos abrió la puerta su sobrina.
Nos dijo que pasásemos a su dormitorio, como si fuese la dama de las camelias y ahí vimos a nuestra amiga en la cama, con la mesilla de noche llena de medicamentos y media cara roja e hinchada, como de La Sustancia.
Nos dijo que tenía un herpes zoster. Yo pregunté: “¿un césped fosters?”
Recordé que Mila Ximenez también había tenido eso.
Parece ser que tiene algo que ver con el virus de la varicela.
A la vez vimos muy a gusto a nuestra amiga ahí en su cama, medicada. Nos dijo que no nos acercásemos mucho que el herpes zoster es contagioso.
Quedamos en comer en cuanto estuviese recuperada.
Hacía tiempo que teníamos pendiente en Max The Parenting, por ver a Lisa Kudrow y a Parker Posey juntas en una misma película.
Sacamos lasaña y nos pusimos a verla, sin expectativa ninguna.
La película resultó ser desternillante.
Nos moríamos de la risa.
Una comedia astracanada de terror en la mejor tradición de Terrorífica luna de miel y El hotel de los fantasmas, parodiando las comedias románticas gays y el cine de casa encantada tipo The Conjuring.
Escrita por Ken Sublette, uno de los mejores guionistas de Saturday Night Live.
Laura Cuevas desenmascarando a Makoke en Supervivientes. Anita diciendo “yo soy así y punto y aparte. Bueno no, y punto y final”.
Y la de los dientes de The White Lotus diciéndole al pijo que no se ría de los señores ricos que están con las jovencitas porque él será igual dentro de treinta años.
La hija pija dándose cuenta de que no pinta nada en el templo meditando con las goteras en el techo.
Esta semana termina The White Lotus y va a ser como despedirse de mi familia.
Camino de casa de Olivia y Alex, que habíamos quedado con ellos para cenar, hablando del posible efecto de los aranceles, de Marine Le Pen condenada por malversación de fondos y dándoselas de víctima política y escuchando End of the world de Miley Cyrus, que suena a Abba.
Y el disco de Selena Gómez y Benny Blanco.
Amo los discos creados por compositores para la voz de sus musas y amantes. Suelen ser discos magníficos, como el disco que le hizo Serge Gainsbourg a Jane Birkin o como el tremendo discazo, inconmensurable, que le hizo Lenny Kravitz a Vanessa Paradis.
Son albumes nacidos del amor y del deseo.
Compuestos entre polvos.
Verdadero arte.
Alex y Olivia han puesto el salón muy acogedor.
Fue llegar y el sofá nos engulló.
Bruno y Greta estaban por ahí, que ya son teens.
Ahí picoteando, cotilleando, Oli nos enseñó unos bordados que está haciendo, reflejo de la psique, que realmente los vi para ARCO.
Hablaron de un nuevo concepto que no conocía y que me encantó: ser “pachamama”, que es ser de todo ese rollo de las energías y los chackras.
El pachamamismo.
Lo voy a usar un montón.
Esta semana tengo que probar sin falta la hamburguesa de KFC con Jumpers, que parece que tiene lefa.