Sunday, August 11, 2024

LAS UÑAS DE MARC JACOBS

Siesta viendo Juegos Olímpicos por Max. El aire acondicionado a tope. Con lanzamientos de disco, saltos en trampolín de fondo, mi chico me acaricia el pelo. De pronto me acuerdo de cuando mi madre me buscaba piojos en la cabeza. Me producía un placer profundo y cautivo. Los sonidos de locutores y ruidos de público de las olimpiadas se entremezclan en mi sueño de siesta. Sueño con un Madrid que solo existe en mis sueños. Una Plaza de Oriente con distintos edificios, que desemboca en otras calles recurrentes que únicamente se encuentran en mi ensoñación. Varias noches he visto esas calles desde "el otro lado". 
Como si mi subconsciente tuviese sus propios arquitectos. 

 En Viena, intentaban atentar durante un concierto de Taylor Swift. Ella, que es Dazzler, lo hubiese frenado con sus poderes Marvel, pero suspendieron el concierto, con las fans fuera llorando que hubiesen preferido ver el concierto aún con atentado dentro. 
Mientras, la que antaño, en tiempos pre-sororidad, fue archienemiga de Taylor, Katy Perra, lanzaba nuevo videoclip: Lifetimes. 
La canción suena antigua, a mil veces oída, pero el videoclip es precioso. Me encanta que sea como una colección de reels de unas vacaciones de una guiri. Es un videoclip en apariencia simple pero que posee hondura y sentimiento. Aquí Katy Perry retrata el Ibiza de ahora mismo, de hoy, que es el mejor Ibiza porque Ibiza siempre está en su mejor momento. 
Los de la época de Loco Mía del Ku echaban pestes de la época del Ushuaia y del Bora Bora y decían que la mejor Ibiza fue la suya. Los del Ushuaia y Bora Bora dicen que la Ibiza de ahora es un parque temático.
Siempre lo fue. Siempre fue de guiris. De toda la vida de Dios. 
Una isla telúrica, grosera, hechicera, con esa particular mezcla de paraíso e infierno de fiesta. 

 Por fin Instagram me levanta el castigo y me permite usar stories. No desde mi iPhone, es como si reconociese mi numero de teléfono o mi dispositivo y no lo permitiese, pero sí desde otro móvil. 
Ahora estoy como Lydia Lozano, con dos móviles. 
Estar sin stories es muy extraño, como si dejases de tomar de golpe una medicación. Pero luego, ciertamente te sientes libre y limpio. Sin que sepan de ti y sin saber de nadie. 
Mi parón de dos semanas en stories ha hecho que retomase mis crónicas en formato extenso, que no pienso dejar de lado. Uno de vosotros me escribió una cosa preciosa: “tu blog es como esa carta que me gustaría recibir de un amigo y que no me escriben”. 
Esta es vuestra carta. 
El parón también me ha hecho abrirme a otros formatos como TikTok y el grupo de Telegram de Pijas Marrones, que ya era previo al castigo censura de IG. 
Que todo en esta vida es volátil y que todo se puede perder de un día para otro, ya lo sabía de antes, desde hace mucho… Y que nunca pasa nada. 

 Viendo y gozando la aparición/performance de la patética e icónica Puigdemont, entre Hannah Montana y Marina Abramovic, con una fan indepe gritando como si estuviese viendo a Shawn Mendes. 
Y de pronto, cuando parece que la poli le va a pillar para meterle en el trullo, desparece cual Mago Pop. Se busca. 

 Nos pusimos Sangre en los labios en el mega-proyector del dormitorio, que es como estar en los cines Luxury. 
Sangre en los labios aka Love lies bleeding ya está en Filmin. Se trata de un muy interesante noir white trash noventero bollero. Entre Lazos ardientes de las Wachowski y ese cine grunge policiaco maravilloso que se hacía en los noventa en plan Kalifornia de Dominic Sena, Amor a quemarropa de Tony Scott o Doble juego de Peter Medak. 
La cosa arranca como un ejercicio excesivamente ensimismado en la estética redneck, algo impostado, pero enseguida alcanza verdadera emoción y noble romanticismo. 
El conjunto, pese a ser imperfecto y descontrolado, tiene verdad y en su tramo final se eleva sobre sí mismo con un gran impacto de lirismo. 
Kristen Stewart esta magnífica. Qué gran actriz. Intensa, pero sobria, magnética. 
No os la perdáis. 

 Hacía siglos que no entrábamos en un Starbucks, antes refugio capitalista, hoy símbolo de la promesa millennial no cumplida, pero nos apetecía un granizado tipo Frapuccino así que entramos a ver qué había.
Pedí un Frapuccino Creme Broulé, que resultó estar impresionante. 
Lo de Starbucks más que cafés con batidos. 
Ahí mi chico me contó que había fallecido un chico en la atracción del pulpo en una feria de Vigo. Hay que estar loco para subirse en una atracción de feria. Me encanta verlas desde fuera, sus luces, sus sonidos, sus murales, tan macarras, pero subirme, ni loco. 
Yo solo me subo en las atracciones de Disney World. 

Le conté a Jaime que Teri Hatcher y Letizia habían coincidido en un restaurante de Palma de Mallorca. Inesperado mash-up, encuentro en la cumbre. Teri Hatcher mira con admiración y curiosidad a la Reina pasar, fingiendo normalidad como la fingiría, torpemente, Susan en Mujeres desesperadas. ¿Qué hace Marc Cherry que no está haciendo todo el rato Mujeres desesperadas con diferentes títulos y repartos? Esa comedia con misterio y esos personajes tratando constantemente de hacer las cosas bien y siempre cayendo en el más absoluto de los ridículos. 

 Marta Ortega se ha comprado el jet privado más rápido del mundo por unos 65 millones de euros. ¿Para qué quiere Marta Ortega un Jet privado ultra rápido? ¿a qué no puede llegar tarde Marta Ortega? Todos la esperan porque es millonaria. Puede tardar lo que quiera, retrasarse lo que la venga en gana. 
Y privado, ¿para qué? ¿Alguien reconoce esa cara en un avión? Marta Ortega puede viajar tranquilamente en primera clase, siendo más sostenible, pues a la gente le da absolutamente lo mismo esta chica. Si la tengo sentada al lado ni me inmuto. No despierta, ni en mi ni en nadie, ningún sentimiento, ninguna emoción. De hecho, es irreconocible. Pero que Marta Ortega me lleve en su jet ultra-sónico para no llegar tarde a nada, por favor. 
Marta Ortega en su jet es pura depresión. El no poder poseer lo fundamental, lo más deseado. 
Es la gran tragedia. 

 Esta semana Shyamalan estrena La Trampa, que no sé si ir al cine a verla o si esperarme a que esté en streaming. Me gusta dejarme algo para las plataformas, que si no luego no tengo nada nuevo para ver. 
Sé que el tráiler de La Trampa, aunque parezca que lo desvela todo, se guarda algún as en la manga, siempre ocurre, pero creo que desvela demasiadas capas. 
Me hubiese encantado ver la película sin saber nada y sin haber visto el tráiler. 
Tras boom de El sexto sentido, Shyamalan empezó muy subido, muy a lo gran autor con esa maravilla que es El protegido y con las fallidas pero rebosantes de sello y personalidad Señales y El bosque. Entonces Shyamalan era como un nuevo Spielberg, con un modo único de rodar y de encuadrar. Entonces vino un bodrio que me encanta; La joven del agua, entre cuento de hadas y Aquí no hay quien viva. Su siguiente película me pareció una maravilla, de mis favoritas: El incidente, pero después llegó su declive con Airbender (magnífica película de aventuras que no dio un duro) y el descalabro artístico y comercial de After Earth con Will Smith y su hijo. 
Shyamalan tocó fondo, los estudio le dieron de lado. Paró, reflexionó y volvió con una película de bajísimo presupuesto, que es como si fuese su primera película de nuevo: La visita. Una joya del terror que le hizo renacer. Desde entonces, cada película magnífica que hace es como un capítulo de lujo de Alfred Hitchcock presenta: Tiempo, Llaman a la puerta… 
Un cine siempre en la cuerda floja y, por tanto, excitante.