Tuesday, October 08, 2024

ENANTYUM

Os escribo desde un averno; el averno del dolor. Una muela del juicio, del juicio final, me está tocando un nervio. 
Mascando chicle, de pronto, ví las estrellas. Casi me mareo del pinchazo que hasta me tuve que sentar. Acudí al dentista de urgencia y me dio cita con ondodoncia para seis días después durante los cuales me podía dar un parraque del dolor. Me recetó ibuprofeno y antibiótico, Amoxicilina. 
Apenas me medico, he tomado antibiótico muy pocas veces en mi vida, pero me encanta el antibiótico, siento que me purifica por dentro. 
Es como empezar de nuevo, un reset. 

Viendo a Belén Esteban y a María Patiño en Broncano, ese mix de la España que interesa, la fagota y la hetera. 
Belén Esteban estuvo sembrada, crecida ante el público en directo tras meses sin público delante, y juntas recrearon la pareja cómica clásica del pierrot que corrige al payaso torpe. Una fórmula, en este caso absolutamente no premeditada y natural, que nunca falla. 
Y luego viendo en Gran Hermano cómo se giraban las tornas para Oscar, la marica pija Cayetana, que tras su escarnio ha cogido fuerza y, los habitantes de la casa, al ver que es fuerte entre los espectadores, han empezado a acercarse a él y a hacerle la pelota. 
Al final me veo que Ruvens se va a enrollar con él. 
Echaron a Maite y Jorge Javier fue durísimo con ella en plató, olvidando lo clasista que fue Oscar con ella.  
Max ha lanzado una película original para su carrusel de Halloween: El misterio de Salems Lot, nueva versión de la novela de Stephen King que ya adaptó en su día Tobe Hooper de forma icónica e irregular. 
La película funciona según el prisma desde el que sea vista. Funciona como película de terror spooky para todos los públicos. Una película de terror, de terror de verdad, pero para poder ver con hijes, sobrines, ahijades o nietes. Como Poltergeist, como En los límites de la realidad. Un tipo de terror que se hacía mucho en los ochenta, el cine de terror con el que la infancia se enamoraba del género en el videoclub. 
Desde ese punto de vista, la película es estupenda. 
En cambio, mirándola desde un prisma adulto, la película podría haber sido mucho más inquietante. Bajo ese punto de vista, su terror se encuentra algo desperdiciado. Pero no es esa la película resultante. La película es la que es y se disfruta. 

Habíamos quedado con Reyes en el jardín botánico de la Complutense, en un festival culinario llamado Chefs on fire, con chefs de estrella Michelín haciendo todos cocina a la brasa. 
Hacía un día magnífico, justo el día antes de la verdadera entrada climatológica del otoño. 
Un sábado de sol que parecía primavera. De ponerte y quitarte la sudadera. 
Ahí, rodeados de manaders pijos de La Latina, nos encontramos con Reyes, que estaba con Lara, con Stefan y con María de la Puerta. No sabía que también habían quedado con Laura Ponte, que casualmente me habían preguntado por ella días antes en mis preguntas de Instagram. 
Vino con su hijo, altísimo y guapísimo, ingeniero como mi chico. 
Estuvimos comisqueando en los stands y disfrutando del día. 
Laura me contó que una de las noches pasadas había decidido volver a casa caminando en lugar de en taxi y que se maravilló redescubriendo Madrid, con gente por la calle discutiendo, riendo, una ciudad efervescente que vuelves a admirar si la miras con ojos renovados, con ojos de turista. 

En el evento había ambiente, poco espíritu de Halloween aún, pero ya había gente vestida de marrón otoñal. Vestir de marrón es de cosplay de consulta de psicoanalista en Nueva York, Kramer contra Kramer, Vogue América de los 80, Diane Keaton, Oxford, Cambridge, Jacqueline bissett en Ricas y Famosas. 

Merendando con mi chico vimos dos mesas, cada una con dos señoras merendando y Jaime me preguntó “Viendo a esas cuatro señoras, voy a acertar cuál de ellas es como crees que eres por dentro y cuál de ellas es cómo eres por dentro de verdad”. 
Una de ellas era pizpireta, enérgica, rubia teñida y pensé que así es como creo que soy por dentro y vi a otra, con el pelo teñido de morado, con gesto melancólico y pensé que así es como me hacía gracia pensar que yo era por dentro. 
Mi chico acertó con ambas. No obstante le dije. “Bueno, en realidad, te he dicho cuál es como yo creo ser por dentro pero realmente por dentro no soy como la que te he dicho que soy” Y me dijo que ya lo sabía. 
Mi chico siempre me lee la mente. 
Y yo la suya. 

Teníamos una película pendiente por ver: No hables con extraños. Título perteneciente al género de “me topé con una persona que parecía ser normal pero que resultó ser un psicópata”, género que engrosa grandes títulos en su haber como Misery, Atracción Fatal, De repente un extraño, La mano que mece la cuna, The loved ones, Mujer blanca soltera busca, La huérfana y este magnífico titulo que nos ocupa. 
No hables con extraños resulta ser un remake de una película danesa, Speak No Evil, que no sé si será mejor o peor, pero esta, desde luego, es un survival horror estupendo, tenso, con grandes momentos de vergüenza ajena y en el que todo funciona y todo encaja. 
Tal vez eché en falta que alargasen más la traca final, pero muy bien. 
Además, en No hables con extraños brilla fulgurante el enorme talento actoral de James McAvoy, un actor bestial al que admiro desde Expiación, pasando por los X-Men y muy especialmente por Múltiple, papel por el que debería tener un Oscar. 
De esas películas, que ya hay pocas, en las que te ves gritándole a la pantalla “por ahí no!” “no etres ahí!”. 
Cuando un director logra que el espectador le grite a la pantalla, es que ha conjurado la magia del cine. 

Mientras mi chico ve Heartstopper, yo me pongo Agatha Quién Si No, que va cogiendo fuelle emocional. 
Se percibe que hay algo por debajo que la serie ya sabe y que nosotros solo intuimos. 
Scream 7 ya tiene fecha de estreno: el 27 de febrero 2026. Queda un huevo. 
Por supuesto iré al cine de rodillas. 
Tengo mucha curiosidad, tras la espantada de actrices y director, cómo han reescrito el guión para meter a Neve Campbell de nuevo y cómo tiene previsto dirigirla el mítico y ya mayor Kevin Williamson
Será una maravilla, seguro. 

En mitad de la noche me latigó el dolor de muela. El dolor subía por mi oído hasta mi pómulo. 
Dormí en total dos horas. 
Al día siguiente bajé al dentista para que me recetasen algo más eficiente para el dolor que el Espidifen y me recetaron Enantyum
Fui del dentista a la farmacia a por él y subí a casa casi llorando del dolor. 
Me tomé un Enantyum, me senté a ver Ni que fuéramos y en veinte minutos, la magia: me dejaba de doler. 
Enantyum, que suenas a civilización antigua y a estructura ósea de Lobezno, a ti me encomiendo.