Monday, February 17, 2025

AMORE PIPIPI

Enfrente mío, en el autobús, veo a un chaval, de estos con el flequillo para delante, con plumas negro de North Face, uno de estos chicos que dicen ser de Vox entre sus amigos porque para ellos ser de izquierdas es “de maricones”, con un ramo de rosas en la mano y una cajita de bombones en forma de corazón. 
Era San Valentín
Todo en él era un tópico reconfortante. 
Comprobar que todo estaba mal, pero en orden. 
Ahora es un crypto-gymbro, pero pronto será un papá. Padre de une niñe no binarie. 
Para que nazcan más gays, más trans y más lesbianas, alguien tiene que procrearlos y esas persona no saben qué es The White Lotus; saben quién es Montoya corriendo por la playa, imagen que vale más que todo el cine español de 2024 y 2025. 

Este chico, muy lejos de causarme rechazo por su adocenamiento, me resultaba tierno. 
Al mismo tiempo, no podía evitar que mi sentimiento entrañable hacia él encerrara cierta condescendencia por mi parte, así que opté por no sentir nada por él. 
Pensé que mientras él le regala un ramo y unos bombones a su chica, el novio de Selena Gómez le regalaba a esta por San Valentín un rastro de doritos que desembocaban en una bañera llena de queso. ¿Se puede ser más grosero? No, pero quizá hay que intentarlo. 
Cupido perpetuando el constructo, la fantasía que nos hace soñar y ser felices cuando se alcanza esa flecha y desdichados si nunca llegas a cogerla. 
Abracadabra, amore pipipi. 

Mi chico y yo cogimos el coche y nos fuimos a pasar el día a Segovia. 
La última vez que fui fue con la secretaria de mi padre, a celebrar su cumpleaños, comiendo cochinillo, de esos que te corta el camarero con un plato. Al poco de morir mi padre. 
Recordaba lo increíble que me había parecido el acueducto, que casi parecía irreal, como un decorado de cartón piedra de imposible. 
Llenamos el termo Stanley de café con toque de chocolate y fuimos rumbo a Segovia escuchando el In Dreams de Roy Orbison, en recuerdo a Lynch, Coquette de Rose Murphy, a The Love Unlimited Orchestra, a Roxy Music… 

Durante el trayecto le conté a Jaime que Sephora estaba haciendo cumpleaños para niñas. 
Como si fuese en un McDonalds, pero haciéndose tutoriales de maquillaje y skin care. 
Me parece tan Chicas Malas, tan Clueless
Así es como quiero celebrar mi cumpleaños. 
Llegamos a Segovia, aparcamos el coche y subimos al Alcazar, que tiene un toque Hogwarts pero con remordimiento castellano. 
No me pareció nada del otro jueves. 
Había mucho turista oriental. 
Ahí vi el trono de los Reyes Católicos, con la bandera del aguilucho y todo muy facha. Unas vidrieras preciosas, una sala con esculturas de nobles de la época, cañones, armas y todo muy patriarcal y poco interesante. 
A los maricones no nos interesa la historia. Nos interesa el arte, pero no la historia. 
El arte lo hemos hecho nosotros; la historia se ha hecho a nuestro pesar. 
Y la han escrito otros. 
No me interesa. 

Fuimos hacia el acueducto. 
No queríamos comer ni cochinillo, ni corderito lechal ni ningún animalito con el que empatizáramos. 
Preferíamos una tortilla. 
Nos pareció todo como de tienda de souvenirs, de repente. 
Vimos una estatua de un señor guapísimo, en plena calle. Era Juan Bravo. Lo más. Un chulazo que además fue un militar comunista. 

Melody en la alfombra roja de los Goya, maravillosa, como una folclórica de los sesenta, cantando su canción a cada paso, que es lo que hay que hacer cuando eres artista, mientras los actorcillos de chichinabo del cine español la miraban por encima del hombre porque ellos han visto alguna película suelta de Wong Kar Wai. 
Jedet estuvo graciosa diciendo que Melody era como la alarma del móvil, que la apagas y vuelve a sonar otra vez, pero luego, al hablar de Karla Sofía Gascón y de que ella también hizo el casting para Emilia Perez, pero que finalmente no la cogieron porque querían a alguien de cincuenta, no pudo evitar volver a mostrar su toxicidad dementora. 

No he visto ninguna de las películas nominadas a los Goya.
Carecen de empuje artístico. 
Tampoco me entretienen: me deprimen. 
Al día siguiente, en IG, todo el mundo compartía la impecable actuación de Rigoberta Bandini cantando El amor. 
Massiel la cantaba con alma. 
Massiel la cantaba como de resaca, entre soñadora y despechada. 
Rigoberta Bandini tiene que nacer cinco veces para cantarla como Massiel. 

La policía en Madrid haciendo humillantes redadas, cacheos humillantes y detenciones arbitrarias a los maricones con la excusa de las drogas en el chemsex. 
Más droga se meten los pijos en los lavabos de los garitos normativos. 
Homofobia. 
Tratar de eliminar los espacios seguros y criminalizar la cultura de ocio de un colectivo. 
Juntemos experiencias al respecto y denunciemos al defensor del pueblo. 

Google elimina de su calendario el Orgullo LGBTBIQ+. Ha eliminado sus programas de diversidad. 
Me alegro. 
Es importante que las grandes corporaciones dejen caer su máscara. 
Es positivo que veamos realmente cómo son para actuar en consecuencia. 
Peor era vivir en la mentira de las banderas arco iris y del pinkwashing. 

En Zamora nace un bebé. En un pueblo de la España vaciada. 
El primer bebé que nace en 18 años. 
Los vecinos ancianos del lugar lo viven como un milagro. 
Las señoras y los señores se acercan a ver al niño y a cogerle en brazos. 
Vox dice que ese nacimiento es de una España tenebrosa porque el niño se llama Ayoub. 
Hace falta tener el alma putrefacta para decir que el nacimiento de un niño querido en un pueblo es un hecho tenebroso. 
La derecha son las verdaderas tinieblas del mundo. 
El odio como estercolero moral. 

Menos mal que X, el hijo de Elon Musk, le ha dicho a Trump que se calle, que él no es el verdadero presidente. 
Trump y Elon Musk van a acabar como el rosario de la Aurora. Y lo vamos a gozar viéndolo. 

Me pongo De repente el último verano
Mi película favorita de Mankiewicz después de Eva al desnudo, claro, y uno de mis textos predilectos de Tennessee Williams, del que sabéis que soy un gran admirador, junto con La noche de la iguana y La gata sobre el tejado de zinc
Una de sus obras más crudas, la más terrorífica de todas. 
Ese jardín con esa madre cuya incapacidad para aceptar la realidad ha dado forma al verdadero mal en estado puro, ese manicomio, Montgomery Clift con la cara reconstruida tras el accidente, el húmedo Nueva Orleans, esa España en verano… 
“Todos somos niños en una guardería intentando escribir la palabra “Dios” con las letras equivocadas”