Sunday, September 15, 2024

FEMININOMENON

Leo: “El mundo corporativo le arrebató a la contracultura la exclusividad de los psicoactivos”. Naief Yehya. Por la ventana aún se ve verano. Las hojas se resisten a caer aún, por muchas ganas que tengamos ya de otoño, de cuadros escoceses, de misterios por resolver y de esa placentera melancolía. 
Aunque, no obstante, por las mañanas ya no salimos a desayunar en pelotas a la terraza. Las mañanas ya son de sudadera. Mañanas universitarias. 

Hacía años que una guerra de índices de audiencia no me mantenía en vilo. Concretamente desde la época de María Teresa Campos en Antena 3 mientras Telecinco fichaba para las mañanas a Ana Rosa Quintana, ahora conocida como La Villareja. 
El sorpaso de Broncano a Pablo Motos ha sido emocionante y esperanzador. Me ha hecho creer que otra España hetero es posible. 
Pablo Motos, acojonado, ha eliminado directamente un bloque entero de publicidad de su programa. Ha preferido dejar de ganar dinero a que ninguno de sus espectadores se cambie a Broncano, pero lo harán porque Broncano “mola” y él, sencillamente no. 
Broncano le preguntó a mi admirado Juan José Millás si era más machista o más racista y este respondió: “Me conformo con que, si yo fuese un producto de supermercado, en los ingredientes pusiese “Puede contener trazas de machismo y de racismo”. 

No os lo quería contar. 
Realmente no sé si es una buena o una mala noticia y, francamente, no quiero saberlo. 
Hace un tiempo que bajo a Carrefour y no veo al pajarito, al gorrión que vivía ahí entre estantes.
Posiblemente, quiero pensar, encontró la salida por la que en su momento se había colado. He estado a punto de preguntar a uno de los trabajadores, a alguna de las cajeras, por el pajarito, pero no me he atrevido a hacerlo. 
Estaba preparado para una explicación, pero no para la otra. 
Me decidí por mi propia imaginación, esa armadura que tanto me ha protegido anteriormente en situaciones realmente adversas. 
Además, muy posiblemente, esas optimistas elucubraciones sean acertadas, lo verdaderamente ocurrido. Verdaderamente, la verdad… Ese gorrión encontró, de pronto, la puerta mecánica abierta y logró salir por la misma puerta por la que entró y salió volando a pleno sol, a esos árboles cercanos donde tenía su nido.
Seguramente me lo volveré a encontrar, le volveré a ver, pero no sabré si es él. 
Hay tantos pájaros, tantas personas. 

La imagen de Taylor Swift sosteniendo un gato, ya es historia de occidente. 
Lo es, no por la imagen en sí, sino por el texto que la acompañaba. 
No somos aún conscientes, bueno, yo sí lo soy, de la verdadera relevancia de este post-comunicado oficial (como si fuese un comunicado de una Casa Real, la Casa Real del Pop) y de su alcance político para la historia de los Estados Unidos de América. 
Estamos hablando, nada menos, de que la mayor estrella del pop de las dos últimas décadas, la que más entradas vende, siendo una artista blanca, rubia, americana, la más seguida por niñas de familias republicanas de la América profunda que no escuchan música ni negra ni latina, ha comunicado su rechazo por las políticas de Trump y su apoyo y su voto para Kamala Harris
Mínimo, sus acérrimas fans, las swifters, la van a escuchar, cuando no directamente van a seguir su consejo. 
Un post en Instagram que puede hacer cambiar el rumbo de un país. 

Quedé con Reyes al lado de La Casa Encendida, que Blanca Zurita me había invitado a ver la presentación de la nueva colección de Spastor, dos de mis diseñadores españoles. 
En pases de veinte minutos, los Spastor te explicaban la colección, cada una de las prendas, en un espacio lleno de luz y de agua, una especie de mini galería. 
Hacía que no veía a los Spastor en persona desde 1999. Comiendo en el Vips, City Vips, de Fuencarral, que ahora es un Lidl. Era un Vips increíble con una zona restaurante self service con rincones de ciudades del mundo, videoclub y una librería con libros impresionantes de Taschen al 70%. 
Ya entonces eran unos genios. 
Su nueva colección, prendas blancas sin género, deconstruidas, pensadas al mínimo detalle. El anti-fast fashion. Entre Helmut Lang y el olimpo de los dioses. 
Si tienes que vestir a los dioses del Olimpo les vistes de Spastor. 

Por ahí estaba Daniel Riera, uno de mis fotógrafos españoles favoritos, al que hacía siglos que no le veía, desde un evento de moda que montó Mario Canal con Diane Pernet en Santiago de Compostela. 
También estaba Félix Sabroso con un peinado muy Hollywood años cuarenta, que me contó que iba a estrenar una serie en HBO Max para primavera. 
Tenía que pasarme por Subterfuge, así que Reyes y yo fuimos por la zona de Barquillo (antigua calle de los decomisos, hoy calle de boutiques millennial, hoteles de revista Elle y el flagship de Taschen) para comer algo. 

Reyes no conocía las focaccias de Divorare, en Augusto Figueroa, plena Chueca profunda donde las señoras de Madrid iban a comprar zapatos. La calle donde estaba el Nike, el primer bar en el que caían los gays universitarios de provincias al llegar a Madrid. 
A Reyes le encantaron los bocadillos. 
Nos tomamos el café en el Panod de Prim. Pedí un pain chocolat, que estaba rico porque estaba hecho con mucha mantequilla, pero que no llevaba ni dos pepitas de chocolate. 
No os lo pidáis. 
Reyes se fue a seguir trabajando y yo subí a Subterfuge a hacerme la foto para la nueva portada de la sexta temporada de Pijas Marrones, que arrancará el próximo jueves 19. 

Los MTV VMAS son, junto con la Superbowl y los Grammy, el último reducto del espectáculo. 
Cada año espero volver a encontrarme con una actuación legendaria, al nivel iconográfico de Madonna cantando Vogue vestida de Las Amistades Peligrosas, de Madonna dando un morreo a Britney, de Britney con una serpiente a cuestas, de Britney colocada cantando el Gimme More… 
Este año me ha encantado Chappell Roan, esa nieta de Cyndi Lauper, hijastra de Kate Bush, rutilante con armadura medieval. En la misma gala en la que mandaba a la mierda a un fotógrafo de la alfombra roja. 
Katy Perry hizo una actuación digna de Superbowl, con un toquecito Cirque du soleil Las Vegas, tratando de sacar fuerza hegemónica frente a una audiencia GenZ que no está con ella sino con Charli XCX (por cierto, la gran ausencia de la noche). 
Katy Perry está desconectada de la nueva generación. Ha perdido credibilidad. 

Estuvo chispeante la actuación de Sabrina Carpenter, tan camp, besando a una alienígena, pero lo mejor fue la reacción de Britney Spears en redes diciendo: 
«¿por qué se dio un beso extraterrestre sobre el escenario? La adoro. Me encanta. A muerte. Pero no entendí esa parte. ¿Por qué no besó más bien a una chica? No sé, fue raro». «También creo que el todo (de la actuación) fue algo bastante raro. Pero después de darme un baño muy largo, he empezado a darle forma. Le estoy dando forma. Me gusta dar forma y trazar las cosas y volver sobre ellas. Esta chica Sabrina, dijo mi nombre en la alfombra roja y pensé que qué guay. Porque a veces se me olvida que soy famosa, porque soy madre, soy un poco mayor y eso, bla bla bla. Pero mola esta chica, Sabrina. Carpenter. Dijo algo de mí y pensé que qué guay». 
Maravillosa Britney como cronista. 

Pero, viendo todas las actuaciones, he llegado a la conclusión de que la mejor de todas fue la de Karol G. Karol G. es una artista con suya música no conecto, tampoco con el estética, pero su actuación me pareció cercana, humilde y llena de encanto. 
Muy lejos de esos intentos de epatar con fuegos artificiales y mil cientos millones de bailarines mientras sales volando por los aires y muy cerca de Cuatro Caminos, de la peluquería, del metro, de la calle.

Tokischa y Arca no han actuado en los VMAS pero han hecho un video juntas. Chama. 
De lesbianas nuevas madres de la humanidad.Illuminatti, el nuevo ser humano dominando la naturaleza desde el amor. El videoclip está entre un Lynch y un Cronenberg latino. 
La canción es atmosférica y ambiental, pero la letra es un lastre para la misma que no está a la altura de su alcance poético. 

Ayuso, en un alarde de provocación pueril, sale diciendo que va a hacer un centro para hombres víctimas de abuso sexual. 
¿Le preocupa a Ayuso que haya hombres víctimas de abuso sexual? 
He ahí la pregunta y ahí la respuesta: No. 
Su mezquina medida tan sólo es un insulto, cobarde además, al movimiento feminista, en plena crisis de violencia de género y de abuso sexual en España. Cómo cuando en el 8M dijo que a ver cuándo hacían el día del hombre. 
Una estulticia cínica y tóxica. 
Ya veréis, si a su nuevo centro se presentan víctimas homosexuales o niños abusados por curas, cómo cierra pronto el chiringuito.

Tuesday, September 10, 2024

SUEÑO DISFUNCIONAL

La depresión post-vacacional, aun siendo consecuencia de la exigencia y de la explotación capitalista, no deja de ser una mera construcción social. Un tópico, un sentimiento de segunda mano. 
Deprimirte porque tienes que volver a la rutina no deja de ser humano y, precisamente por ello, un lugar común más. Pero la rutina también tiene algo acogedor y nos espera con nuevos regalos que precisamente nos coloca el capitalismo para que no nos tiremos a las vías del metro: Aída Nízar en Ni que fuéramos shhhhh, Solo asesinatos en el edificio en Disney+, Vanessa y Maica en el nuevo Gran Hermano, Bitelchús Bitelchús, Monsters Menendez Brothers en Netflix… 

Almodóvar, nuestra madre cultural junto con Madonna, ha hecho historia dirigiendo la primera película española en ganar el León de Oro del Festival de Venecia. 
Cuando cualquier deportista español gana cualquier medalla de cualquier deporte, el PP y la Casa Real no dudan en felicitarle por Twitter X. A Almodóvar, en cambio, como si nada hubiese ocurrido. 
Así es como la España conservadora maltrata la cultura de su propio país. 
Todo un piropo para el carácter progresista de Almodóvar, que sigue conectado con la sociedad de su momento mientras muchos coetáneos suyos se han convertido en boomers negacionistas frustrados por el fracaso del tiempo. 
Isabelle Huppert, presidenta del jurado este año, es quién le ha dado el León al director que, en el último momento, plantó a Cate Blanchett, que ahora debe estar fumando en pipa viendo las red carpets de Tilda y Julienne. 

Otro de los protagonistas de este Festival de Venecia ha sido Joaquin Phoenix
Se le ha visto más guapo que nunca. Con sus canas, con muy buen color, como de pasear por el campo, con unos kilitos más que cuando hizo de Joker. Tiene unos estupendos 50 años. 
Por los papeles que elige y por su manera de interpretarlos (a lo Daniel Day Lewis/Sean Penn), siempre pienso que se debe tratar de un hombre ególatra e intenso, pero luego en sus comparecencias públicas se le ve dulce y encantador. 
Un niño-hombre. 
Ha dejado tirado a Todd Haynes a cinco días de rodar. ¿Por qué lo habrá hecho?
Es uno de los más grandes actores de su generación, junto con Michael Shannon, James McAvoy, Leonardo DiCaprio, Peter Sarsgaard y Michael Fassbender. 

Vimos el arranque de Gran Hermano, deseosos de que volviese su espíritu de marginalidad mainstream. Así fue. 
El programa tuvo momentos catetos de pretendida espectacularidad, como presentar a un concursante desde una pantalla de Times Square, cuando ya todos sabemos que cualquier pija alquila esas pantallas durante segundos por su cumple, pero el programa estuvo trufado de efectos de guión vodevilescos, muy propios de la marca. 
Han metido a un gallego guapito, a la hija de María José Galera, que se perfila muy favorita del público, a dos amigas peleadas por un pavo falso-feo en plena época de sororidad, a un boxeador gymbro, al típico payaso que se cree graciosillo, a una vasca invisible, a un pijo cayetano venido a menos, a un profesor de baile tóxico, a un DJ, a dos hermanas mellizas que no se parecen nada y, entre todos ellos, unos cuantos concursantes interesantes: 
Jorge, un militar tendente a la melancolía, Maite, una cretina muy ordinaria, Maica, una modelo naif que dice ser una mujer de alto valor y que es cómica natural, al igual que Daniela, que habla spanglish y, los mejores; Jorge y Vanessa… 

Vanessa y Jorge son un sueño de disfuncionalidad. 
La verdadera esencia del Gran Hermano clásico. Una pareja, anclada en 1999, que en su cerebro es una pareja normal, normativa. 
Han entrado como pareja y Vanessa ya ha contado en el confesionario, a dos días de programa, que se quiere separar. 
Ha entrado en Gran Hermano para divorciarse. 
Maravilla. 
¿Sabéis qué tienen en común Tim Burton, John Waters, Fellini, el primer Almodóvar (el de Fabio Macnamara) y David Lynch? A Vanessa y Jorge. 
Cuando más allá del mainstream, el laggard, cruza la barrera de sí misma y se convierte en verdadera inspiración estética para artistas y trend setters. 

Volviendo de Denia, parando en estaciones de servicio. 
Me fascinan los lugares de paso. Esa energía anónima, con desconocidas historias anteriores y posteriores a ese momento.
Me encanta parar en mitad de un viaje en coche y entrar en uno de esos mesones que venden navajas, quesos, empanadas, con restaurantes decorados al estilo remordimiento español (madera con adornos curvos castellanos, lámparas medievales). Pedirme quizá un plato combinado, o un bocadillo gigante. 
Rodeado de camioneros, de gente humilde y trabajadora, de pijos, de moteros, familias veraneantes, fagotas, españoles, rumanos, latinos. Espacios verdaderamente inclusivos donde todo el mundo es igual. 
Mear, lavarme las manos con esos geles de color verde fosforito o rosa chicle, y seguir con el viaje. 

Fuera, entre los coches aparcados, vi esas pegatinas de monigotes que simulan ser los miembros de la familia del coche. Hay algo pretendidamente inocente y, al mismo tiempo, profundamente siniestro en estas pegatinas. ¿Las venden, por ejemplo, con opción de incluir a dos mamás? ¿Qué haces si tu hija mayor no lleva coletas? 
Las únicas familias que proceden son las que elige uno mismo, nunca las que vienen impuestas y mucho menos por una pegatinas. 

Ya en casa, me crucé con nuestro vecino… 
Tenemos un vecino que es el señor de Up. 
Es tal cual, solo que más exagerado aún. Debe tener unos 85 años, siempre en traje o en camisa con corbata, con su bastón y una cara de mala ostia tremenda, y lo que no es la cara. Un día le salude y gruñó. 
Una tarde, a lo lejos, le vi increpar a un matrimonio latino, levantando el bastón y toso. 
Siempre va solo. Creo que es viudo. Le veo mucho paseando. 
Come de menú en un bar de la zona. Una vez le vi que para leer la carta sacó una lupa, como de detective Sherlock Holmes. No debe ver tres en un burro. Posiblemente tampoco oye y no me escuchó saludarle. O sí me escuchó y pensó “jodido maricón”, porque, claro, este señor posiblemente más que de Vox sea de la Falange misma. 
Al verle pienso que quizá no quiere hablar con nadie más ni ser simpático con nadie porque ya no está su mujer. 
Luego pienso que ese señor posiblemente podría ser Jaime, mi chico, de mayor, cuando yo ya no esté en este mundo. 
Pensar que ese señor pudiese ser Jaime inunda mi corazón de un fluido doloroso. Pensar que una vez tuvimos nuestra vida, nuestras vacaciones y ahora es un señor solo, malumorado, que no quiere saber nada de nadie porque sabe que todo es volátil y pasajero. 
Abro la puerta al señor y ni me mira a la cara. 
Y muy bien que hace. 

Fuimos al cine a ver Bitelchús Bitelchús
Estuvimos a punto de no verla. 
Ya hemos asistido a varios comebacks inertes, por no decir lamentables y que jamás debieron darse, como Sarah Connor en Terminator, Matrix. 
Ver comebacks fallidos me frustra. También los he visto buenos, como del de Jamie Lee Curtis en Halloween. El caso es que las críticas del Festival de Venecia no ponían nada mal la vuelta de Bitelchús, así que nos animamos. Además habíamos vuelto a ver la original hace poco. 
Fue un placer ver como Tim Burton se reconciliaba consigo mismo volviendo al humor, a la artesanalidad y a la sanísima desmitificación de la muerte en una fiesta reunión, que, siendo nostálgica, logra ser fresca y efervescente. 
Una secuela que no es una película, sino entrar en una enérgica y alegre atracción de Bitelchús de la que no quieres bajar. 
Es cierto que la película tiene un exceso de subtramas que entorpecen el relato, cuando la original era una película mucho más sencilla, pero el espíritu está. 
La película más divertida de Tim Burton desde Sombras tenebrosas y la mejor desde Charlie y la fábrica de chocolate, que tampoco es que fuese su mejor película (su mejor película es Ed Wood, seguida Eduardo Manostijeras y Batman Vuelve). 
Bitelchús Bitelchús ha arrasado en taquilla, de lo cuál me alegro mucho, por Winona y por Catherine O’Hara. 
El espectador sigue con ellas. 

Vimos el tráiler de La pareja perfecta, una nueva serie de Netflix con Nicole Kidman y yo todo lo que hace la coprotagonista de Prácticamente Magia lo tengo que ver porque su sola presencia y su aura de estrella clásica de Hollywood causa en mi fascinación. 
Nos pusimos la serie y un bodrio. 
No es la primera vez que Nicole Kidman fracasa en su intento de hacer un The White Lotus. Ya lo hizo con Nine Perfect Strangers también con resultados lamentables. 
La pareja perfecta es garrafón de The White Lotus, pero también de Big Little Lies. 
Mira qué está Isabelle Adjani y Meghan Fahy, pero ni a eso nos podemos agarrar. Todo es mediocre, mal escrito, mal dirigido, con personaje planos, situaciones desperdiciadas. 
Estoy aburrido de la crítica a la burguesía. 
Next. 

La batalla entre Broncano y Pablo Motos ha pasado a ser un conflicto político, de estado. 
Puede parecer que son solo dos programas de televisión, pero son mucho más que eso. 
El Hormiguero era un programa blanco, un late night para niños, que con el tiempo y en respuesta a las críticas feministas ante el trasnochado humor sexista de su conductor, se politizó convirtiéndose en propaganda de la derecha contra el gobierno. 
Broncano es la alternativa a esa mezquina propaganda populista. 
Ayer vi su estreno. Un programa que no está hecho para mi, desde luego. No soy hetero. Del mismo modo que Ni que fueramos shhhh es un programa que un hetero no pilla. Yo sí pillo el humor de Broncano, por supuesto, pero no me motiva. La Revuelta es para la chavalada heteronormativa GenZ, pero me pareció un formato, idéntico al de La Resistencia, con una naturalidad y un absurdo efervescente. 
El arranque fue fresco y ácido. 
Ha sido un éxito de audiencia y continuará subiendo. 
El target entre 16 y 25 años se va a pasar a Broncano. 
Aunque en access prime time lo que debería haber es Pijas Marrones. Eso es así.

Friday, September 06, 2024

SOMBRA AZUL

Esa sombra azul de ojos. 
Sombra protectora de inadaptados e incomprendidos, sombra azul como máscara de superheroína, ocultando su verdadera identidad, que a la vez es su propia máscara. La verdadera personalidad de Selina Kyle, ¿es la de Selina Kyle o es la de Catwoman? 
Mónica del Raval fue un icono liberador, cálido y callejero, un escudo contra el convencionalismo social. Una mujer que era un símbolo. Representaba algo que todos llevamos dentro y que reprimimos para encajar y ser aceptados por el sistema. 
Era portadora de lo primigenio. 

Teníamos mesa en El Estanyo, la mejor fideua de Denia. Siempre pedimos fuera en la terraza. El restaurante es como de padre. Lo han reformado recientemente, dándole un toque urbano amaderado boomer. Antes de la fideua siempre nos pedimos una ensalada fresquita de tomate y ventresca. Por supuesto sin lechuga. Pan con ali-oli y después llega el escándalo de esa sabrosa fideua con ese intenso sabor a marisco, con su socarrat. 
Mi chico y yo nunca nos servimos en el plato; la comemos directamente de la paella. 
De quedarse bizcos. 
Comentando las películas que se estaban estrenando en el Festival de Venecia… 

Anjelina Jolie llorando mientras la aplaudían por interpretar a María Callas en la última película de Pablo Larraín, ha ablandado mi corazón. 
Ojalá la den el Oscar. 
Parece ser que Joker Folie a Deux, con Phoenix y Lady Gaga, confirma el globo inflado de la perimera película, que siempre sostuve que tan solo se trataba de una exploit de Taxi Driver. Parece ser que esta segunda parte llega directamente hueca y desactivada. 
Clooney derrochando glamour del Hollywood dorado en la alfombra roja. 
Luca Guadagnino presentó Queer, con Daniel Craig, basado en la autodestructiva y hedonista crónica de William S. Burroughs. A mi es que Luca Guadagnino… solo me ha gustado en Yo soy el amor y We are who we are. Cegados por el sol y Suspiria son película disfrutables por su estética, pero absolutamente vacuas. Y Call me by your name directamente me parece homófoba. 
En Venecia también se ha estrenado la sugerente nueva serie de Alfonso Cuarón con Cate Blanchett, Observada, cuyo tráiler resulta bastante inquietante, entre Fincher y Polanski. 
La mejor película del festival parece ser The brutalist, de Brady Corbet (un actor guapito que como director hizo Vox Lux y The Crowded Room). Pues bien, parece ser que se trata de una obra maestra descomunal y que será la gran vuelta al cine de Adrien Brody. 
Pero la ovación más larga de todo el certamen, 17 minutos de aplausos, ha sido para La habitación de al lado, de Almodóvar, con sus dos glamurosas protagonistas. 
La película ha gustado mucho a la crítica internacional, a excepción de la estadounidense que llega a decir incluso que esos diálogos en inglés directamente están mal traducidos. 
Me muero de ganas por verla. 

Amo Denia. Las Rotas, donde compraron casas los nazis huidos, nuestra playa de Les Deveses, el auto-cine Drive In, nuestra torre en el castillo… 
Ir al LIDL de los guiris a comprar comida para los gatos que merodean por nuestra casa. 
Siempre fantaseo con la reforma de la casa de Denia, pero al ser ilegal y estar en la misma arena de la playa, no está permitido reformarla. 
Es hasta que se caiga sola. 
Incluso una ley de costas puede, en cualquier momento, ordenar derribarla. 
Sería lo justo. 
Una casa que no tiene precio. Vale millones y no vale nada. Como todo. El verdadero lujo. 
El verdadero lujo siempre es el privilegio. Poder hacer algo que los demás, simplemente, no pueden hacer o tener algo que los demás no pueden tener. 
La gamba roja es un lujo porque hay pocas. Si se multiplicasen y todo el mundo pudiese comprar gamba roja barata a puñados, estaría igual de rica, pero ya no sería un lujo. 
Algo es lujoso tanto en cuanto es privilegiado. 

Leo que se ha puesto de moda meterse patatas fritas por el culo
Me parece una noticia muy fetish hasta que profundizo en su texto y leo que se trata de patatas fritas congeladas y que se hace en el caso de tener hemorroides, que a mi me gusta más llamarlas almorranas, como las llamaba mi padre, que tenía almorranas y que le explotaban cada vez que comía pimientos de Padrón, de los que unos pican y otros no. 

Teníamos pendiente Trap aka La Trampa
Shyamalan nunca decepciona. A la vez, Shyamalan no es para todos los espectadores. Hay que saber entender su cerebro de niño de 14 años. Los vulgares códigos de la verosimilitud no siempre van con este gran cineasta. 
Conozco a gente que asegura que Tiempo aka Old es un bodrio y se trata de una de mis películas favoritas. Pero claro, qué me importa a mi la gente y a vosotros, que solo os importa mi opinión. 
Cuando vi el tráiler de La Trampa lamenté haberle dado al play. Parece que el tráiler cuenta demasiado y enseguida uno piensa que hubiese sido mejor llevarse la sorpresa. Qué ingenuo soy al pensar que con el tráiler ya estaba todo el pescao vendido. Ningún tráiler destripa nada aunque lo parezca. 
La Trampa es una joya absoluta del suspense, del thriller de “thrill”. 
Y hasta aquí puedo leer. 
Sí diré que la interpretación de Josh Harnett es de las que construyen el prestigio de la carrera de un actor. 
Recuerdo la primera vez que vi a Josh Harnett, en un cine de Gran Vía que ahora es un H&M, en Halloween H20, una de los películas favoritas de la saga de Halloween y la más Scream de todas. Él era el protagonista. Recuerdo que era igualito de cara a Sara Montiel. Después en la magnífica The Facullty, de ídolo romántico en Las vírgenes suicidad de Sofía Coppola. El fracaso de Pearl Harbor, un Titanic horrible y patriota, enterró su carrera. 
Volví a verle en la estupenda Penny Dreadful y ya me di cuenta que la madurez le había sentado estupendamente a nivel interpretativo. 
Confirmado con La Trampa. 

Mi top Shyamalan es: 
1.- Tiempo 
2.- El protegido 
3.- La trampa 
4.- La visita 
5.- Llaman a la puerta 
6.- El incidente 
7.- Airbender 
8.- Señales 
9.- El sexto sentido 
10.- El bosque 
11.- Múltiple 
12.- La joven del agua 
13.- Glass 

 En nuestra playa he vuelto a ver a la familia que veranea cada año al lado nuestro. 
Una familia joven, normal y corriente: un padre, fuerte y protector, que carga con la sombrilla y con la barca inflable, una madre cuidadora que vigila que los niños lleven crema, la gorra, y los dos hijos pequeños, de unos cinco o seis años. Deben ser mellizos. 
Les veo en la playa, juntos, montando su rincón con las toallas, los cubos y los rastrillos de los niños y les veo tan vulnerables, de pronto. Una pequeña familia más, un pequeño núcleo de cuatro vidas. 
Siento de repente una honda melancolía a pleno sol. 
Esas mañanas de playa impactarán a esos niños hasta el final de sus días, siendo ellos ancianos. Ahora ninguno de ellos, tampoco los padres, son conscientes de lo importante que es ese verano para todos ellos. Los hijos, siendo ancianos, recordarán que su madre, que su padre, les llevaban a la playa. 
No saben que yo les miraba. 
Yo; el destructor de familias tradicionales, que sólo desea que estén siempre unidos y que sean felices siempre, como lo fueron en esa playa. 

Puse el programa de Latre, Babylon Show, para ver qué se cocía. Un importante descalabro de audiencia frente al imbatible Hormiguero. 
Espero que, pronto, algún programa de otra cadena logre barrer el facherío de Pablo Motos. 
Ya de entrada, los programas que nacen con la intención de desbancar a otro, lo tienen crudo pues no nacen desde la honestidad. Los programas que triunfan lo hacen siempre por casualidad y por sorpresa. 
El programa que logrará enterrar a El Hormiguero será uno que no tenga nada que ver con este, que no se parezca en nada ni en formato ni en contenidos. 
Pan con pan, comida de tontos. 
Volviendo a Babylon Show, me pareció un programa que vendía “locura”, que cualquier cosa puede ocurrir, cuando no es un programa nada loco, más bien acartonado. Todo añejo, anticuado. 
Marta Torné, que siempre me ha encantado en todos los programas que ha hecho, está en un registro de condescendencia, como si estuviese ahí cumpliendo el expediente sin creer en el programa. 
Pero, sobre todo, lo que no encaja es Carlos Latre. Su manera de presentar resulta impostada, poco natural. No es un presentador que transmita cercanía. Se le ve fingiendo en todo momento, haciendo el papel de presentador. Su risa exagerada y sus maneras no transmiten eso que el público define como “buen rollo”. 

Bastante más interesante es lo que está ocurriendo en Ni que fuéramos Shhhh con el inesperado fichaje de la inefable Aída Nízar. La concursante de Gran Hermano más indomable en la historia de todo el concurso sigue siendo un gran misterio para el espectador, que nunca sabe a ciencia cierta si ella es realmente como muestra o si finge un papel. 
Lo primero significaría que estamos ante una persona altamente peligrosa, lo segundo que estaríamos ante una verdadera genia de la comunicación. 
Sin duda, sea como fuese, estamos ante ambas cosas. 
El primer día ya dijo que ella se dedicaba a hacer que el espectador tuviese “orgasmos televisivos”. Imposible definir mejor cada una de sus violentas y disparatadas apariciones. 
La gusta llevar un bolígrafo Mont Blanc en la mano, para señalar, nunca apunta nada. El otro día llevaba tres Mont Blanc en la mano. 
No sé cuánto durará en el programa. Aída Nízar es una revienta-formatos televisivos pero lo es por el único motivo de que ella es el formato en sí mismo y un formato tapa al otro. 

Entre reels me topo con un vídeo de un siniestro señor llamado Antonio Martín Hernández, alcalde de Vita (Ávila) por el PP, cantando en un acto público una canción sobre una agresión sexual a una niña: “Me encontré a una niña en el bosque, la metí en mi camita, la subí la faldita, la bajé la braguita, la eché el primer caliqueño”. 
Yo, no daba crédito a lo que veían mis ojos y a lo que escuchaban mis oídos, y eso que a lo largo del día veo y escucho muchas barbaridades, pero esta performance superaba todos los límites imaginables. De hecho, me costó entender lo que estaba viendo. Prácticamente tenía que pellizcarme para comprobar si estaba despierto o lo que estaba presenciando era fruto de la duermevela. 
Una pesadilla. Pero no; era cierto. 
El PP, rápidamente, echó a Antonio Martín Hernández del partido. Yo aún seguía en shock. 
La misma semana que en Francia una mujer denunciaba que su marido permitiese que la violasen 51 hombres, que una atleta olímpica era quemada viva por su marido… 
Lo típico es que alguien pregunte ¿qué está pasando?, pero lo que está pasando es muy claro y es una guerra. Una guerra sin bombas, pero con muertes. Sin disparos pero con heridos. 
No lo van a poner tan fácil, ¿qué creíais? 

Dos chicas denuncian a por abuso sexual a dos futbolistas y aparece la lúgubre y malvada Isabel San Sebastian, la típica periodista boomer facha y dice que irse a las cinco de la mañana con dos futbolistas es asumir un riesgo que la víctima podría haber evitado. Y lo dice siendo mujer. 
Una mujer culpabilizando a otra de las agresiones que sufre. Decir que los únicos responsables deberían ser y son los agresores, parece una obviedad pero resulta no serlo. Parece ser que si una mujer puede evitar esas agresiones, entonces las que lo han sufrido es que no han hecho lo que debían para evitarlas. Esto lanza el mensaje de que la mujer no pueda estar en los espacios públicos en igualdad de condiciones que los hombres. 
Y que lo diga una mujer. 
Ahí lo preocupante.

Monday, September 02, 2024

MI ENGOGAMIA

 Os escribo enfrente del mar. 
A lo Tamara Gorro. 
En nuestra casita de la playa, ilegal, en plena arena, una playa para nosotros, después de que la gente haya vuelto a sus oficinas a trabajar. Qué placer saber que mientras me doy baños la gente está jodida, con depresión post-vacacional. 
Lo disfruto. Lo gozo. 

 Hace unos días, antes de venir a Denia… La noche antes de la sentencia a Daniel Sancho, estábamos inquietos. Si la sentencia era favorable para el chef asesino, habría ganado el fascismo. Si finalmente la sentencia era dura para el nieto de Curro Jimenez, se habría hecho justicia LGTBIQA+. 
Los rumores youtubers de que al ser el descuartizador ahijado de Adolfo Suarez tal vez hubiese habido presión por parte del consulado, me hacían pensar en una nueva injusticia vía privilegio. 
La sentencia se fallaba a eso de las cuatro de la mañana y aunque Two Yupa, que me fascina que los youtubers incels la hayan elevado a máxima experta en las cárceles y las sentencias tailandesas, estaba en directo y era un gran aliciente, preferimos descansar para descubrir la condena por la mañana. 
Como cuando vienen los Reyes Magos. ¿qué traerán? 

Afortunadamente, la condena que yo esperaba: Pena de muerte conmutada a cadena perpetua por haber colaborado con la policía el día de su detención. Pero el blanqueo a este asesino descuartizador, por parte de los medios de la fachosfera, ha sido inquietante y ha generado mucha incertidumbre alrededor de una sentencia que finalmente ha sido modélica y ajena por completo al clasismo, al patriotismo cateto, al racismo y a la homofobia fascista. 
Cómo se ha puesto en duda la culpabilidad de un homicida sociópata (como no se ha hecho con ningún otro, ni con Miguel Carcaño, ni con Charo Porto, ni con Ana Julia, ni con el Chicle), teniendo todas las evidencias, tan solo porque la víctima era latina y homosexual, siendo el acusado español, “heterosexual”, con un delantal con la banderita de España y supuestamente pijo, es algo que retumbará en la conciencia de la sociedad española por mucho tiempo. 

Jaime preparó unas tostadas y unos cafés y pusimos las noticias de Telecinco y no dejamos de sorprendernos con el continuo blanqueo, como si hubiesen detenido a un deportista olímpico español en un país extraño e incivilizado. 
Una locura. 
Pero la sentencia es la que es y así se va a quedar por mucho que recurran. Solo un 20% de las sentencias recurridas ven mejora para el acusado y no es el caso de Tailandia, donde ven fatal el contradecir a la justicia. 
Así que ojo con que el recurso no les salga tiro por la culata y acabe en pena de muerte. 
Y el descubrimiento de Juango Ospina, el abogado de la familia Arrieta, que es el abogado de mi dictadura. El sex symbol de finales de agosto. Enigmático, con clase, con una masculinidad de spot de perfume de los noventa. 
Quiero que le fiche el PSOE. 

 Metimos los bañadores y las toallas de playa en el maletero, y mientras al otro lado de la autopista las familias volvían a Madrid, nosotros nos íbamos a la playa, escuchando en Spotify a Cyndi Lauper, Iván, Chappell Roan, Bobby Brown, Artemas, Robyn, INXS, a Troye, HAIM, BTS, Javiera Mena, Kim Petras, The Shins… 
Con el termo Stanley lleno de Coca Cola de limón mezclada con Coca Cola de lima, sacamos los Jumpers. Amo los Jumpers. Son mi snack favorito de bolsa por encima de los Cheetos Pandilla. Son como de El Bulli, con esa textura sobrenatural y ese intenso sabor a mantequilla. 
Me puse el masajeador de lumbares, pasando por gigantescos molinos de viento, pasando toros de Osborne de nuestras infancias y de Jamón Jamón de Bigas Luna. 

Nos cuesta mucho separarnos de Oni y Frou Frou. Nuestros hijos. Echamos de menos a nuestros mininos nada más arrancar el coche. Menos mal que les dejamos en buenas manos, con Vero y Popote, que aman a los animales y van cada día a ponerles comidita y agua y a abrirles un rato la terraza para que salgan a curiosear.

Viendo reels, el glamour del festival de Venecia, con Nicole Kidman, la última gran estrella de Hollywood del brillo en peligro de extinción. Cate Blanchett divina pero con unas gafas de sol horrendas que parecían de Hawkers. 
Isabelle Huppert cazada por paparazzis al llegar en chándal y gorra, con una clase y un estilo que tira para atrás, una clase innata. 
Angelina Jolie ha hecho de María Callas en una película. 

Al llegar colgamos las camisas y dimos de comer a los gatos de Denia, entre callejeros y gatos de nuestra vecina inglesa. Rondan tres: uno negro, precioso pero muy malo, que es un gato mafioso que si no le das de comer te muerde las piernas, otro gato negro medio bizco y una gatita atigrada juguetona, cariñosa y zalamera.

 Claudia aún seguía en Denia y nos invitó a su casa a merendar, fartones, horchata y blanco y negro de Verdú. Una casa preciosa, moderna pero con el gusto de mantener detalles autóctonos mediterráneos como las puertas o los azulejos de la piscina. 
Pasamos un rato estupendo con Fernando, su marido, su suegra, Charo, una señora estupenda con un sarcasmo delicioso, y con sus sobrinas. Una de ellas nos recomendó un restaurante; El baret de Mikel. Charo nos dijo que debíamos ir al mercadillo del pueblo Jesús el Pobre. 
Arreglando el mundo, hablando de proyectos. Claudia tiene una perrita caniche marrón que es un peluche con vida propia. 

 Me he traído Biografía de X, de Catherine Lacey, a la playa. Una novela magnética, divertida y contemporánea. 
Desentrañando el misterio humano a través de un argumento audaz de gran enganche y, salpicado en tanto en tanto de gran literatura. De esos párrafos que te hacen levantar la mirada de la página, pensar en la autora y decir: “vaya, vaya”. 
A ver por dónde me lleva. 

 Cuando estamos en Denia nos gusta mucho cenar en el patio interior de la Senia de Federico, pero esa noche optamos por ir a la mejor pizzería de Denia: Da Edoardo. Un restaurante italiano que resulta que ha puesto a su horno a un pizzero napolitano y, claro, te mueres con las pizzas y tiene el sitio petado. 
Pocas veces he visto a mi chico disfrutar tanto con una pizza. 

 Antes de que Ryan Murphy estrene su Monster: La historia de Lyle y Erik Menéndez, en Netflix, con Javier Bardem haciendo del padre de estos dos chicos, nos pusimos el documental en la cama, en el ordenador. 
Uno de los varios documentales que hay. 
¿Cómo dos chicos guapos y pijos, de Beverly Hills, terminan matando a tiros a su padre y a su madre? 
La historia es tremenda, controvertida, aunque yo no tengo la más mínima de lo ocurrido y creo que esos chicos deberían estar libres, en la calle.  
No os cuento más porque obviamente, habrá que ver la serie. 

 Desayunando al borde del mar, enterándome de la actualidad por stories. 
Mi burbuja, mi endogamia. 
Vi que volvía Oasis, que se cumplían 30 años de estreno de Pulp Fiction… 
Oasis. Un comeback para pollas rancias violadoras. De manaders malasañeros tocando Wonderwall en la guitarrita. Cero interés. Es cierto que estos dos hermanitos, en su día, sacaron un disco digno de los Beatles. Las cosas hay que decirlas como son. Pero yo, en aquella época brit-pop era más de Suede, que eran mucho más Bowie. 
Y de Pulp, de Jarvis Cocker. 

 Pulp Fiction es una joya absoluta del cine lastrada por su fandom heteruzo incel de bar de Malasaña que han abaratado y vulgarizado la película llevándola en camisetas con olor a sobaco. Pero las obras maestras están por encima del vilipendio y esta Palma de Oro en Cannes que es cine libre, imperecedero, altamente icónico, entre el thriller serie B de videoclub y la nouvelle vague, que confirmó a un autor único, es prueba de ello. 

 Cansado del temita de las piñas en el Mercadona. Por un lado, ciertamente ha sido divertido ver a los chavales haciendo el tonto en el Mercadona, con los seguratas sacando las piñas de las cestas. Es incluso bonito, por socialmente ingenuo, por berlangiano, pero hasta un límite. 
Pasado el simpático esperpento popular inicial, vuelvo a no querer saber nada del siniestro Mercadona, que financia el FAES de Aznar. Pero sobre todo porque comprar en Mercadona es deprimente. Con ese packaging como de la china comunista. 
Mercadona dejó de molar hace diez años, pasado el boom de “wow, Hacendado, una marca blanca que no es repugnante”. Ahora todas las marcas blancas son igual de buenas o malas, pero ninguna reconforta al verlas en la despensa. En la despensa debe haber fantasía, marcas, logotipos diferentes. 
El supermercado donde hay que comprar ahora, en 2024, es BM, que es mi supermercado favorito después del Sánchez Romero. 

 Quedamos con Octavio y con su novia Ana, a la cual no conocíamos aún, para picotear algo en la tasca Eulalia de la frondosa y animada calle Marqués de Campos de Denia y luego para tomar un postre en Verdú. 
Hacía siglos que no veíamos a Octavio, desde que se había ido de Madrid. Ana, que es rubia de aspecto holandés pero que es cubana, de La Habana, nos pareció encantadora e inteligente, incisiva. Se nota que es psicóloga. Me divertí mucho hablando con ella de Fran Lebowitz, de tener hijos o no tenerlos, de viajar o no viajar, de las bodas españolas y de Daniel Sancho, de cómo la gente le subestima compadeciéndose de él al estar rodeado de presos asesinos, cuando el preso asesino más peligroso es él. 
A Octavio le vi fenomenal, como siempre. 
Nos dijeron que en octubre vendrían a Madrid y quedaríamos para cenar. 
En Madrid, la ciudad donde ocurre todo.