Sunday, October 19, 2025

WITCHY COZY COTTAGE CORE

Entre el otoño y Halloween
Entre la taza de humeante café con leche de autumn girl con gorrito y vampiros despertando de sus ataúdes. 
Ese momento del año tan witchy cozy, de hojas amarillas y calaveras, de Prácticamente Magia y Jóvenes y brujas. 
Este viernes 31, a las 20:30, apertura de puertas a las 20:00h, dará lugar el esperado Halloween en vivo de Pijas Marrones, en el Palacio de la Prensa de Madrid. 
Que no os dejen sin vuestras entradas, que vuelan. Las tenéis disponibles en la web del Palacio de la Prensa. 

Alex hacía paella y para allá que fuimos. Los últimos rayos de sol del otoño. 
Comenté con Olivia que Bob Pop quería ser alcalde de Barcelona. Y, ¿por qué no ya, de paso, James Rhodes alcalde de Valencia, Roy Galán de Sevilla, Inés Hernand de Pamplona y Tigrillo de Sitges? 
Greta, voz de Pijas Marrones, estaba con un amigo suyo ideal, con el que estuvimos hablando de cine de terror. 
A los postres llegó Camocha, que se ha hecho somelier. 
El otoño es la canción La gata bajo la lluvia. La gata bajo la lluvia es amor urbano otoña, metropolitano, magia costumbrista de bulevar, encuentros, desencuentros, gente adulta, paraguas y cafetería. Es El Corte Inglés, todo lo que no controlamos, coger un taxi en Recoletos, gente anónima en la gran ciudad. 

Mientras Ayuso decía lo del pim pam pum, acusando muy gravemente al lehendakari vasco de amenazas de muerte, Madrid despertaba en su manifestación en Atocha contra el genocidio de Gaza. 
700.000 personas. 
No veía algo así desde la manifestación del No a la guerra. 
Fuimos a ver a los padres de Jaime. Su madre está viendo Supervivientes. 

Han echado ya a Sonia Monroy, pero antes de irse tuvo un feud muy guay con Adara y la dijo: “mi barrio se llama Hollywood”. 
Aunque, por supuesto, el reality del momento no está en Mediaset sino en YouTube: La casa de los gemelos, con Triana Marrash, La Falete… 
Lo mejor que ha ocurrido en internet desde hace años. 
Ha sido el nuevo Hotel Glam. El Mediaset que merecemos. 
Un torbellino de autenticidad, tragedia capitalista, chabacanería, adicción al engagement, cine social y heridas abiertas. Salvajismo descarnado. 

Al llegar a casa nos pusimos la serie de Ed Gein
Arranca a medio gas, pero logra elevarse gracias a sus paralelismos culturales narrativos con el universo de Ilsa, la loba de las SS y sobre todo del rodaje de Psicosis, con un estupendo Tom Hollander (Capote) haciendo de Hitchcock y ese actor magnético que hace de Anthony Perkins. 
Charlie Hunnam nunca había estado así. Tendrá su Emmy. 
La serie es interesante, que no brillante, con grandes momentos. Queda la sensación de que no estamos ante la obra definitiva sobre Ed Gein. Quizá simplemente no pueda ocurrir. 
Retratar de manera fidedigna el averno de esa casa que rompió América no está al alcance de cualquier director. 

Unos quinquis han robado en Egipto un brazalete de 3000 años, del faraón Amenemope, y lo han fundido en un Vendo Oro. 
Me parece muy bien y a Amenemope le parecería también estupendo. 
Una arqueóloga, Kathleen Martínez, que es como Indiana Jones, está a punto de descubrir la tumba de Cleopatra… Egipto es un sueño. Sólo existe en nuestra imaginación marica de opilencia, feminidad, rimmel, gatos, oro, zafiros y Nilo. 
Todas las fagotas somos la reencarnación viva de Cleopatra, por eso acudimos a la fantasía-recuerdo de Egipto como quien vuelve a su hogar. 

Quedamos para cenar con Vero y Popote. Comentando que Bad Bunny hará la próxima Superbowl, ante la indignación de Trump. 
Aida Nízar se había hecho pasar por propietaria en Lagasca 80, sin ni siquiera vivir ahí de inquilina, yendo a juntas de vecinos a discutir. 
Muy buen hobby cuando estás aburrido. 
Mucho mejor que ir a yoga. 
También comentamos que había muerto Diane Keaton… 

No la hemos llegado a ver anciana, pese a que ha fallecido con 79 años. 
Antes ya había trabajado con Coppola en la saga de El Padrino, pero fue con Annie Hall, de Woody Allen, que se convirtió en un mito imperecedero del cine. 
Ella misma creó, junto con Ruth Morley y Ralph Lauren, el icono de la mujer culta neoyorquina. 
El estilo Diane Keaton, otoñal, intelectual y cargado de ironía, ha vuelto en todas las décadas, en los 70, en los 80, en los 90, en los 00, en los 10 y en los 20. 
Estuvo inolvidable en Baby tu vales mucho, donde se convirtió en una Carmen Maura americana, en El club de las primeras esposas, al lado de Bette Midler y Goldie Hawn. A partir de ahí se especializó en comedias para señoras divorciadas, con su aspiracional vitalidad, pero donde más me gusta es en La habitación de Marvin, al lado de Meryl Streep y Leonardo DiCaprio y, por encima de todo, en Misterioso Asesinato en Manhattan, ese misterio urbano en el que entrar a vivir. 
Dirigió un capítulo de Twin Peaks, produjo Elephant, coleccionaba fotografías de coches siniestrados y se hizo rica reformando casas al estilo español y vendiéndoselas a celebridades, entre ellas a Madonna. 
Una actriz que fue y seguirá siendo un estado anímico y una manera de habitar en el mundo. 

Viendo OT, como han echado ya a Salma, tan maja y a Carlos, que es la representación viva del marica español del pasado, de siempre y del presente y del futuro. 
Su despedida de los compañeros fue Lorca puro. 
Tocó con su varita mágica a Cristina, que yo la tenía cierta manía por ser mari-perfecta y por despreciar a Lucía Casani, mi favorita (votad salvar a Lucía). 
La fórmula de Guillo empieza a agotarse mientras Tinho no para de crecerse. Guille también está exultante. 
Con Olivia pueden hacer un Taylor Swift, que, por cierto, ha sacado nuevos disco, The Life of a showgirl. 
Ha batido records, pero está desactivada. 
Entiendo la conexión de las niñas blancas con esa autobiografía emocional extendida que ha entregado Taylor Swift en los últimos años, pero el tono empleado no va conmigo. 
Respeto mucho lo que le gusta a las niñas. Siempre es más interesante lo que le gusta a una niña que lo que le gusta a un niño. Pero los artistas pulcros me aburren. 
Me gustan los artistas enfermos, que han mordido el polvo, que tienen cinismo, sentido del humor. 
No tenía sentido pedirle a Doris Day que fuese punk, pero a mi me gustaba más Judy Garland, siempre con la herida abierta. 

Quedamos para merendar con Gerard y Ana. 
Acababa de fallecer Jane Goodall, la de los monos. 
Me encanta su historia de amor con el fotógrafo que le hizo las fotos para el National Geographic. Se terminaron casando y tuvieron hijos. 
Amo a la gente que antepone la vida de un animal a la suya propia. 
Comenté con Ana el precioso, respetuoso y renovador desfile de Chanel, de Matthieu Blazy y el despiporre del nuevo Gaultier diseñado por Duran Lantink, con ese mono mítico que es una imagen de un tío peludo en pelotas. 
Y ese modelo vestido como Grace Jones en Panorama para Matar. 
Quedamos en vernos la siguiente semana para ver Caza de Brujas de Guadagnino, porque queríamos ver a Julia Roberts y a Andrew Gardfield haciendo de intelectuales burgueses en otoño. 

Durante esa semana reabrieron el caso Mario Biondo y le dieron el premio Planeta aka la paga extra de Atresmedia. Juan del Val. 
Ya puestos, ¿por qué no le han dado el premio Planeta a Mariló Montero, Hitler, al novio de Ayuso, a Vito Quiles o a El Prenda de la Manada? 
Poco importa; ese premio de novelas de hospital lleva desprestigiado desde hace 35 años. 
Viven de regalos a suegras. 
Nunca sabré cómo escribe este señoro, pero imagino su prosa como un sonrojante híbrido entre Pérez Reverte, redacción del cole con búsqueda de sinónimos y esmegma. 

Y vimos ayer Caza de brujas… 
De entrada, a mi me das un otoño universitario de moral adulta dudosa, y ya me tienes ganado. 
Y si dentro está Julia Roberts siendo una hija de puta, compro la entrada. 
Cierto es que este subyugante thriller ético descarrila en muchos momentos, cuando tenía su tenso carril ascendente bien claro. 
Da confusas bandadas. 
Guadagnino arranca elegante, sugerente y cautivador y enseguida cae en el error de querer lucir sus planos y sus artificiosos amaneramientos, queriendo situarse por encima de su material. 
Es decir, dirige mal. 
El guión, escrito por una chica llamada Nora Garrett, pretende ser más inteligente de lo que es. 
Y aún así, la película me ha encantado. 
Me ha parecido refrescante, adulta, realmente polémica, peligrosa, atrevida, incómoda y sorprendente. 
Cuenta cosas, te gusten o no, que ninguna película se había atrevido a hacer antes. 
Es desastrosa y a la vez es certera. 
Muy de culto.