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Tuesday, December 31, 2024

LA BRAGA ROJA

Urgencia en las calles. 
La gente con prisa. Como si llegasen tarde al 2025. 
¿Se puede llegar tarde a lo inevitable? 
Al destino poco le importa, por no decir nada, que hayas hecho los deberes, que hayas dejado algo por hacer. 
¿Hay uvas para todos? ¿tienes la braga roja? ¿hay botella de champán? ¿tenemos pan? 
Una noche que se siente presionada. Siempre lo tiene muy difícil para cumplir con las expectativas. 

En Nochebuena fuimos, antes de la cena, a casa de Virginia, la hermana pequeña de Jaime, para darnos los regalos. 
Vir le regaló a Jaime el videojuego de Alan Wake 2, para la Play5 y a mi cosas para estar muy a gusto y calentito en casa: calcetines gustosos, un masajeador de cabeza, mascarillas de skin care y todo de cuidados hogareños. 
Nosotros le regalamos un edredón de Manterol entre Isabel Preysler y Joan Collins en Dinastía. 
Brindamos y fuimos rumbo a la casa de los padres de Jaime, que esa Nochebuena se juntaba toda la familia al completo: todos los hijos con sus respectivas parejas y los cinco sobrinos. 
Como de película americana.
Los niños, son un encanto y un engorro. Muy ricos y a la vez completamente absurdos y molestos. 
Todo manjares que me daba apuro que la madre de Jaime se hubiese metido el tute de preparar todo aquello. 
Cada uno deberíamos llevar un plato, lo tengo claro. 
Me puse morado a todo, mezclando alimentos que no tenía sentido mezclar entre sí. 
Nos perdimos el discurso del Rey, ¿hablaría de que hay que recuperar el Q+ en las siglas?
Luis, mi cuñado, sacó un roscón hecho por él mismo, de trufa, hecha por él mismo también. Estaba sorprendentemente rico y empapadito. Y luego el padre de Jaime sacó su flan tradicional, hecho por él mismo, delicioso. 
Casi reviento. 
En la mesa no se habló de política pero sí de IA y de la importancia de lo público. 
Risas, pullitas cariñosas, conversaciones cruzadas de series, de cómo son los niños, de la locura de la Navidad y cada mochuelo a su olivo. 
A dormir, que tenía que venir Papá Noél… 

A la mañana siguiente, nos despertamos y corrimos al árbol… 
¡Papá Noél había dejado regalos! 
No le oímos entrar... 
Para Jaime: las gafas de realidad virtual de la PlayStation5, el cómic Piel de hombre, el videojuego de AstroBot y la mejor minipimer de Braun del mercado. 
A mi: Día de Michael Cunningham (mi autor favorito), un precioso libro de cocina con las recetas de las películas de Ghibli, el bluray de Furiosa y el juego de mesa de Horrified de monstruos clásicos de la Universal, que es una joya. 
Todo el día para jugar con los regalos, para hojearlos y para disfrutar. 
Vimos Solo en casa 2, perdido en Nueva York. En la que sale Trump. 
Esa tarde habíamos quedado con Ferdi, Vero, Clara y sus primas en los Kinépolis, para ver Nosferatu el día de Navidad. 

Hacía años que no iba a los Kinépolis. 
Los vi en decadencia total. 
El cine estaba a reventar. 
A veces la vanguardia es ir al origen de todo: del horror, del lenguaje cinematográfico, de la construcción del diálogo. 
Robert Eggers le da la espalda al anhelo romántico y hace un Nosferatu sin concesiones. 
Me fascinó el retrato de la repulsión como obsesión psicosexual, todo tan profundamente freudiano. Cómo muestra la desintegración de los convencionalismos sociales a través de lo oculto y de lo inevitable. 
A Jaime le pareció que a la película le faltaba algo. Puede ser. Posee imágenes nuevas, pero no demasiadas y no alcanzan a ser icónicas. 
A Vero le pareció poco romántica, aunque a mi precisamente eso me gustó. 
Todos comparaban la película con el Drácula de Coppola. Yo, viendo este Nosferatu, no la comparé en ningún momento, quizá por eso entré y me fascinó todo lo que vi. Me pareció otra película. Supongo que si la comparas con la de Coppola, no te salen las cuentas. 
Los diálogos, todo lo que sale por la boca de los protagonistas es sublime. 
El ritmo, tan europeo, todo tan sumamente enfermizo. 
Una obra de arte. 

Al salir de las salas de los Kinépolis no había nada para cenar. Nos tuvimos que meter en un Gino’s que es como una promesa incumplida. Pero estuvimos a gusto, recordando lo bien que nos lo habíamos pasado unos días antes en la merienda cumpleaños de Ferdi jugando a Código Secreto y comiendo roscón de San Onofre. 
Ferdi, Vero y Clara se iban a pasar la Nochevieja a Nueva York, sin uvas. 
Las primas de Clara contaban que sus películas favoritas de Miyazaki son Ponyo y El Castillo ambulante. 
Las mías también. 

Por cierto, que no comenté por aquí Anora, de mi adorado Sean Baker. 
No tiene mucho sentido tratar de sacarle punta o enumerar los más (ese personaje y ese actor secundario que al aparecer engrandece y eleva la película por encima de sí misma) y los menos de una película que, simplemente, tiene uno de los más grandes finales de la historia del cine. 

Los días posteriores a la Navidad, entre Navidad y Año Nuevo, son días en el limbo, días absurdos de estar tirado, entre resaca y resaca y a la espera. 
Y entre medias el debilitado día de los Santos Inocentes, con el aun vivo recuerdo de las mierdas de plástico y las bombas fétidas de la infancia y cuyas únicas bromas ya solo son noticias falsasen redes sociales que se confunden con las reales entre tanto bulo y fake new. 

Invitamos a Reyes y a Miha a casa para tomar un piscolabis antes de que terminase el año, para que probasen las gafas de la Play y para echar un Malefiz. 
Pusimos una tabla de embutidos ricos con uvas y con gildas y con panes y tapenades de aceitunas y de morcilla con piñones. 
Reyes y Miha trajeron unos donuts absolutamente foodporn de un sitio de Malasaña que se llama Demasie. Es la primera vez que pruebo unos donuts que no sean de Panrico que realmente saben a donuts reales americanos, gordísimos y esponjosos, y en este caso con un frostin brutal de pistacho y otro de fantasía multicolor, pero absolutamente deliciosos. 

Recuerdo cómo el primer día de 2024 me preguntaba qué sorpresas nos depararía el nuevo año. 
Cada año es como asomarse a un misterioso vacío por llenar. 
Ese primer día de 2024 era absolutamente imposible de imaginar que este 2024 sería para siempre recordado como el año de: 
Gypsy Rose saliendo de la cárcel, Sonia Monroy japonesa, el coquette, el metoo a Carlos Vermut, Toñi Moreno llamando gorda a una chica en directo, el cartel gayer de la Semana Santa de Sevilla, La Pelopony operada en Turquía, Sigourney Weaver en los Goya agradeciendo el premio a la actriz que la dobla al castellano, Feud Capote, Antonio Tejado robando en casa de su tía, la mascletá de Almeida, el cura de Don Benito vendiendo viagras, Anne Hathaway humillando a Aitana, el Willy Wonka experience, Kylie y Madonna juntas, el misterio de la foto de Kate Middleton, el militar crooner, Springsteen se transforma en Tilda Swinton, la madre de Feijoo, la boda de Abby y Brittany, El Exorcista en una Iglesia, El caso Asunta, el sobrino de Almeida, la hermana de Almeida, Rosalía y Hunter, Belen Esteban con Al Pacino, la pareja que vivía escondida en DisneyWorld, a la cola Zaplana, la niña que pellizca al Rey, Broncano y Pablo Motos reventado, la falsa monja con el cadáver en la maleta, el sushi de las Carmelitas descalzas, Mi reno de peluche, Amor Romeira vrsus Sonia Ferrer, los cinco días de Pedro Sánchez, La orgía del Viña Rock, Andy y Lucas contra Eminem, el chicle de Jennifer López, la gira de Taylor Swift en dodotis, el boicot a Eurovisión, político alemán lamiendo urinarios, el cuadro de Carlos de Inglaterra, Ni que fuéramos, el techno alemán patrimonio de la humanidad, Maestro Joao Benita, la segurata chunga de Cannes, la peluca de Warhol/Marilyn novio de Ayuso, el Ozempic, Esther Expósito y Paris Jackson, Fabio MacNamara rezando el Rosario en Ferraz, el guardaespaldas de Britney grabándola tiktoks, Victor Sandoval con el de Locomía, Brat summer, Nicole y Zac Efron, La Pedroche quiere parir una vez al mes, Biden dice que es una mujer negra, Escassi y las trans, Francia con la bandera en el culo frena la extrema derecha, Ángela Dobrowolski se hace un prison break, el disparo a Trump, Brat/Demure, los Juegos Olimpicos (con la última cena de drags, Ryngu la que hacía breakdance, Celine Dion, Imane Khelif y la transfobia, la nadadora y su perrito, el turco que dispara con una mano en el bolsillo, el que perdió porque chocó la barra con la polla…), Victor Sandoval de Fiona de Shrek, Amaia Montero reapareciendo en el concierto de Karol G, Katy Perry en la fiesta Churros y denunciada por Baleares, el cisma Maite Galdeano/Sofía Suescun, ligar en Mercadona a las 19:00h, la demanda a Disney del señor que se murió su mujer y que no pudo demandar porque era socio de Disney+, viviendo un simulacro informático según Nick Bostrom, Zac Efron al hospital de Ibiza volcada de chorro, Puigdemont de hace un Hannah Montana, Teri Hatcher y Letizia coincidiendo en un restaurante de Palma, Potra Salvaje, la sentencia de Daniel Sancho y su blanqueo, el Festival de Venecia con La habitación de al lado, Joaquín Phoenix súper guapo, los hermanos Menéndez, la Coca Cola Oreo, la boda de Lana del Rey con Cocodrilo Dundee, la huelga de alquileres, Megalópolis, Naomi Campbell estafa con su ONG, The Substance, Locktober, fiestas de Puff Daddy con dildos y aceite johnssons, el cisma de La Oreja de Van Gogh, la tarjeta Aitana, la muerte de Liam Payne, Andrew Gardfield en Barrio Sésamo, el beef de Salma Hayek y Nicole Kidman, Errejón, concursos de dobles, influencers en la dana, la Reina Letizia cubierta de barro, Trump presidente, el movimiento 4B, Bluesky, Mattel y Wicked, el clown car, Gisele Pelicot, PSOE borra el Q+, la nariz de Andy, la rentreé de Notre Dame, la criossantizzima, el novio quinqui de Madame de Rosa, Paul Mescal hombre más sexy del año hasta que aparece Luigi Mangione, el yuyú de Raphael en La Revuelta, Lalachús presenta las campanadas. 

Ha sido un año de películas magníficas como La zona de interés o Furiosa, verdaderas joyas. También de Alien Romulus, Pobres Criaturas, Dune parte 2, tres películas que me encantaron. 
Disfruté enormemente Wicked, Hit Man, Jurado n2, Trap. La habitación de al lado me pareció preciosa. Femme y The Substance no me gustaron mucho, aunque reconozco su empuje y la alta iconografía de la segunda. 
Y no llegué a ver El conde de Montecristo, Challengers, Emilia Perez, Bird, Parthenope ni Oh Canada, con lo que amo a Schrader. 
Pero, en cualquier caso, mi top ten de mejores películas de 2024, es el siguiente: 
1.- May December 
2.- Anora 
3.- Nosferatu 
4.- Civil War 
5.- Terrifier 3 
6.- No hard feelings 
7.- Maxxxime 
8.- Oddity 
9.- Love Lies Bleeding 
10.- Rebel Ridge 

Las mejores series de 2024: 
1.- Mi reno de peluche 
2.- Fantasmas 
3.- Ripley 
4.- Feud. Capote vs The Swans 
5.- Mary & George 
6.- Girls5eva 
7.- The Curse 
8.- Monsters 
9.- Big Boys 
10.- Agatha Quién si no 

Las películas más esperadas de 2025: 
After the hunt de Guadagnino con Andrew Gardfield y Julia Roberts. Mickey 17 de Bong Joon Hoo con Robert Pattinson. Frankenstein con Jacob Elordi, Bugonia de Lanthimos, The Bride! sobre la novia de Frankenstein, Alpha de Julia Ducournau, The Monkey de Osgood Perkins, Eddington de Ari Aster, 28 years later de Alex Garland, The Battle of Baktan Cross de Paul Thomas Anderson con Leonardo DiCaprio y Sean Penn… 

Las mejores canciones de 2024: 
1.- End of beginning de Djo 
2.- Good Luck Babe de Chappell Roan 
3.- I like the way you kiss me de Artemas 
4.- Training Season de Dua Lipa 
5.- 360 de Charli XCX 
6.- Espresso de Sabrina Carpenter 
7.- Yes, and? de Ariana Grande 
8.- La noia de Angelina Mango 
9.- Bodyguard de Beyoncé 
10.- Liktelk de Silverster Belt 
11.- Sadness as a gift de Adrianne Lenker 
12.- Carretera perdida de Alizzz 
13.- Telephone de Julia-Sophie 
14.- Diet Pepsi de Addison Rae 
15.- Million dollar baby de Tommy Richman 

Esta noche, recordad; como siempre, cenad lo que más os apetezca, estad al lado solo de quién realmente queráis estar y si no es mejor estar solo, aunque, ojo, muchas veces también es mejor estar rodeado de gente desconocida, por conocer, que solo. Lanzaros a la calle, a la Puerta del Sol, con los desarrapados. 
Puede ser una noche maravillosa. 
O en casa, viendo la tele, Cachitos, los resúmenes del año, el humor chusco. 

Comeros todas y cada una de las uvas o mala suerte. Podéis comerlas sin hueso y elegir solo las más pequeñas. 
Comeros las uvas con TVE o mala suerte. Este año con Lalachús. Y haced zapping corriendo para ver el vestido de La Pedroche. 

Ponerse una bragas rojas mola mucho porque es de pija marrón divorciada. 
Fundamental: empezar el año pisando con el pie derecho. 
Guardad el tapón del champán con el que habéis brindado por el nuevo año y llevadlo siempre, durante todo el año, en vuestro bolso, mochila o riñonera. Será vuestro amuleto porque contiene toda la energía de buenos deseos con la que brindasteis. 
Muy importante. No os vayáis a la cama sin haber fregado los platos. Hay que levantarse el día 1 con los platos fregados. Pero eso sí: no barráis la casa la noche del 31 al 1. La casa se barre ya el día 1, por la mañana. 
No salgáis de fiesta. La calle está llena de manaders borrachos destrozando papeleras porque no han podido violar a ninguna borracha. 
La fiesta en casas de fagotas. 
No hagáis propósitos para el nuevo año. No estáis en la obligación de conseguir nada, ni de mejorar en nada. 
No le pidáis nada al 2025. La vida no es debe nada y el 2025 menos. 

Nos sorprenderemos cada día con cada cosa que ocurra. 
Juntos.

Sunday, September 22, 2024

EUSEXUA

Compro la Coca Cola Oreo porque es como comprar un pedazo de la América prometida, antes de haber descubierto los muertos en su armario. Una lata con los US de A de los 90 envasados al vacío, con Brandon y Brenda, Pizza Hut, Milli Vanilli, el teléfono Gardfield, Britney, Todo en un día de John Hughes.
Subo a casa, me pongo un vaso con hielos, abro la lata, vierto su contenido y me dispongo a probarla, a hacer la cata. 
Sabe a Oreo. 
Inexplicable y milagrosamente es una Coca Cola que sabe a galleta Oreo. Como de laboratorio de Willy Wonka. Obviamente iba a saber a Oreo, era imposible que el sabor no estuviese conseguido. De haber sido así, esa multinacional siniestra que nos hace soñar no hubiese permitido que ese brebaje hubiese visto alguna vez los estantes de supermercado. 
El sabor de la Coca Cola Oreo, siendo yo más de sabores cítricos en la Coca Cola que de sabores dulces, me reconforta, me hace sentir a salvo, lava mi cerebro, que acaso dudó. 
Ese sabor, ese producto intachable y absurdo, pese a tantas certezas, me reconcilia con el capitalismo. 
Lo siento mucho: soy capitalista. 

Este año los premios Emmy se han repartido con gran acierto y particular tino. Cosa que no suele acontecer con tanta frecuencia. 
Mi reno de peluche se ha llevado todos los premios de miniserie y muy bien llevados. Ha sido una serie realmente rompedora a muchos niveles, sobre todo rompedora de tabúes emocionales en un momento histórico en el que creíamos que ya estaba todo dicho en cuanto a confesiones personales. Premios más que merecidos, pero me chirrió de un modo particular ver al creador de la serie, Richard Gadd, enarbolar de nuevo el tóxico discurso, propio de ególatra borracho de éxito, de “perseguid vuestros sueños, nunca os rindáis”. Como si el que no logra triunfar en Netflix es que no lo ha intentado lo suficiente. Esa lacra. Como si, de hecho, hubiese que perseguir los sueños, o tener sueños, que es una ordinariez enorme. Soñar con triunfar. 
Algo relativamente nuevo pues, los pioneros de Hollywood lo fueron no por perseguir un sueño, sino por salir y por sacar a su familia de la pobreza extrema. 
Richard Gadd, no satisfecho, llega a pronunciar en su discurso que si las cosas te van mal, finalmente irán mejor. De locos. ¿Acaso no sabe, teniendo el mundo que tiene, que hay mucha gente a la que las cosas no le llegan nunca a ir mejor? A su acosadora en la vida real, por ejemplo.

Mi reno de peluche ha sido la mejor miniserie, con premios a su creador y al casting y a Jessica Gunning, magnífica actriz, pero no se ha olvidado a la brillante y hitchconiana Ripley, dándole el premio a mejor dirección. 
Muy bien repartido. 
La mejor serie dramática ha sido Shogun, que yo no la he visto, pero es que las otras nominadas eran un cuadro. La mejor serie de comedia Hacks, también sin rival. Ha habido Emmy para el carisma y el temple de Jeremy Allen White, para la gran diva que es Jean Smart, para Jodie Foster (aunque no hubiese estado tampoco mal Naomi Watts por Capote vs The Swans), Elizabeth Debicki, actriz que me fascina, por hacer de Lady Di… 

Isabel Pantoja le dice a una periodista que se ocupe de España y la madre de Nacho Cano espeta “me escuece España”. 
A mi me escuece España cuando veo, por ejemplo, promociones de Masterchef. 
No hay un programa que me pueda repugnar más. 
Ultra tóxico. 
Me asombra que haya gente capaz de ir con lo que el programa hizo con Verónica Forqué. De personajes zoolander como Pelayo te lo esperas, al fin y al cabo de ha hecho fotos de moda en monumentos a víctimas del holocausto, pero de quién, en teoría uno no se lo espera es de fraudes como Inés Hernand, tan adalid de la salud mental en redes para pillar likes. Luego, eso sí, lo de Verónica Forqué le suda un pie. Todo por el cheque. 
Ese tipo de gente es peor que Vox. 

El padre de Jaime le comentó que había visto de nuevo Cortina Rasgada de Hitchcock y nos entró ganas de verla. 
Nos la pusimos en Movistar. 
Cortina Rasgada es de las películas menos célebres del mago del suspense y, sin embargo, es curioso ver cómo una de sus películas, en teoría (digo en teoría porque es magnífica) más flojas, vale más que todo el cine alemán, quitando a Fassbinder y Fritz Lang. 
La película es fascinante, divertida, tensa. La escena en la cocina de la granja, la del autobús, la del teatro. Una película que ha sido inspiración para Brian De Palma, por supuesto, pero también para David Fincher y para Polanski. 
Paul Newman está fatal, guapísimo, pero ausente. Julie Andrews, en cambio, está impresionante. Es la perfección. Pero quien se queda con la película es Lila Kedrova, una actriz tragicómica que arrampla con todo. 

Estamos viéndonos todos los resúmenes de GH a la hora de la siesta. En GH han eliminado (aunque este año no eliminan a nadie, por ahora) a Oscar, el pijo fagota, no por clasista sino por mete-mierda entre Elsa y Maica. Le han desmontado rapidito. 
Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. 
El caso es que tras la pillada, se han cebado bastante con él; homofobia. 
Elsa, la vasca, es tan homófoba que no sabe que es lesbiana. 
Ella es el verdadero macho alfa de la casa. 
Manu, el dj exgordo, se está agobiando mucho con el terrorismo emocional de Laura, la hija de María José Galera. Es lo que Astrud llamaba una novia instantánea. 
Adri, el boxeador mulato, va detrás de Maica porque quiere que sea su princesita y esta, que quería un pijo, no sabe qué hacer porque claro, el boxeador la pone cachonda, pero no se imagina fuera de la casa con él. 
Amo los modelitos de Vanessa, como de circo. Todo por el espectáculo, siempre. 
O como dicen en La Fábrica de la tele: “remar a favor de obra”. 

Monsters The Lyle and Kyle Menendez Story.
Magistral. 
Ryan Murphy y su brillante guionista Ian Brennan realmente han pillado el punto de cocción del trasvase del true crime a la ficción, de recrear esos momentos que nadie conoce, que solo los asesinos y sus víctimas conocieron cómo fueron. 
Ojalá hagan ellos la serie de Daniel Sancho. 
Pero, aún por encima del guión, brilla con fuerza la dirección, la puesta en escena y el ritmo del director Carl Franklyn, un director de verdadero lujo para lo que viene a ser televisión. 
La historia de estos dos chicos pijos y perfectos de Beverly Hills que matan a tiros a sus padres está contada de un modo original, fascinante, con recreación en los detalles en teoría absurdos que logran crear el retrato robot de sus protagonistas. 
Todo el reparto es excepcional, Javier Bardem, Chloe Sevigny, pero los dos actores jovencísimos que interpretan a los hermanos parricidas, son dos talentos bestiales de la interpretación: Nicholas Alexander Chavez, que es salvaje, apabullante y, aún por encima de él, Cooper Koch, que lleva a cabo un trabajo sutil y descarnado de enorme exigencia dramática y muy arriesgado en el tono. 
Y mención aparte, por supuesto, para Ari Graynor, actriz fuera de serie a la vimos antes en Mrs. America con Cate Blanchett, incluso a las órdenes de mi admirado Todd Solondz en Wiener-Dog.
Una serie sobre la relatividad de la verdad y de la culpabilidad. 
Otro motivo más para no quitarse Netflix. 

A mi chico y a mi últimamente nos ha dado por ver YouTubes de Jessica Kirson, una cómica de stand-up comedy, la manera suave de nombrar a los monólogos, súper hija de puta y muy ocurrente. Se dedica a insultar a su público, a dejarles en ridículo, pero lo hace con un sarcasmo clarividente que saca a la palestra el absurdo de la sociedad contemporánea. 
Un ejercicio en el que ella antepone su propio desastre personal, como si estuviese desnuda. 

Atención. “La crítica” ha puesto a caer de un burro a The Crow, pero este Cuervo ya es de culto. Desde luego que es una película imperfecta, está mal montada y le falta verdadero desgarro emocional y tempo en su tragedia, pero es una película absolutamente contemporánea, Z, romántica y gore. 
FKA Twigs representando a la juventud perdida, Bill Skarsgsrd, el payaso de It, haciendo de Yung Beef. 
Una joya. 

Leo que Galicia es la comunidad de España con más gente mayor de 100 años. Qué horror pensar en todos esos hijos, ya de 75 años, que no han podido disfrutar de la herencia de esas tierras y esos pisos y qué desazón imaginar a esos nietos, ya cincuentones, deseando que sus abuelos doblen servilleta. Una España lúgubre.